Venezuela sale de la bruma caudillesca y regresa al ámbito de la lucha social y política, en que partidos y dirigentes deben expresar las aspiraciones de la población, haciendo propuestas además de consignas y dando resultados en vez de excusas
Si la violencia toma la calle, el pueblo sale de ella. Desmovilizar al pueblo es el sueño de toda dictadura. Por eso, frente a la violencia desmovilizadora, la única respuesta ciudadana es el ejercicio de lo que la Constitución define como democracia participativa y protagónica
Como dijo más de una vez el presidente Chávez, “una etapa está muriendo y no termina de morir, y otra está naciendo y no termina de nacer”. Pues bien: lo que estaba por terminar, efectivamente, terminó. El tiempo del “liderazgo carismático”, del “caudillismo personalista”, el tiempo en que un personaje podía ser al mismo tiempo un gobernante malísimo y un fenómeno electoral porque había una “conexión religiosa” entre él y el pueblo llano, ese tiempo pasó. De nada le servirá a Maduro decir una y mil veces que él es “hijo de Chávez”. El pueblo sabe que eso no es verdad. De nada le servirá a la oposición intentar definirse como “todo lo contrario a Chávez”, porque ese punto de referencia ya no existe. Venezuela sale de la bruma caudillesca y regresa al ámbito de la lucha social y política, en que partidos y dirigentes deben expresar las aspiraciones de la población, haciendo propuestas además de consignas y dando resultados en vez de excusas. En este nuevo momento esta dibujado ya el nuevo mapa de la lucha democrática, en el que se distinguen con claridad tres “rutas” y un “centro”.
PRIMERA RUTA: la lucha contra la trampa y la ilegitimidad
Imagine que alguien le está vendiendo una casa amoblada, pero usted sospecha que esos muebles son robados. Usted le exige al vendedor que muestre las pruebas del correcto origen de los muebles, pero él se empeña en simplemente revisar el mobiliario lista en mano, evidenciando que lo que está en la casa efectivamente está en la lista. Usted, obviamente, no está conforme, porque lo que pone en duda no es que los muebles estén en la casa o en la lista, sino la LEGITIMIDAD de su origen, y por eso pide revisar LOS COMPROBANTES (es decir, las facturas) y, cuando las facturas son sospechosas, Ud. solicita revisar los libros de la mueblería. Pues bien: En vez de dar la información solicitada, el vendedor de la casa se “indigna”, dice que las facturas son “papelitos sin valor”, que no va a buscar los libros porque no le da la gana y que “ultimadamente, la única revisión que se va a hacer es la que yo quiera”.
Eso es exactamente lo que está pasando con las elecciones del 14-A: El CNE, es decir, quien intenta “vendernos” como bueno ese resultado, dice “está bien, pues, vamos a hacer la auditoria al 100 % de las cajas”, tras una inmensa presión nacional e internacional. Pero luego solo quiere hacer una supuesta “auditoria” que compare lo que dicen las máquinas, y eventualmente las boletas, con lo que dicen las actas, cuando lo que está en discusión es la LEGITIMIDAD MISMA DE ESOS VOTOS. Capriles probó que son centenares los centros de votación en los que hubo irregularidades GRAVES, que comprometen los resultados allí obtenidos. El universo de votos afectados por tales irregularidades es superior a un millón doscientos mil sufragios, es decir, CINCO VECES MAYOR que la supuesta diferencia entre el candidato gobiernero y Capriles. En muchos de esos centros (lugares de difícil acceso, fronterizos, zonas indígenas, etc.) sólo el Gobierno tuvo testigos. En otros, ubicados en sectores populares de grandes ciudades, el testigo de la oposición fue SACADO, muchas veces a punta de pistola. Por eso la única forma de probar que los votos que están en las cajas y que aparecen en las actas son los que son, es revisando los cuadernos de votación. “Casualmente”, eso es lo que las rectoras pesuvistas del CNE no quieren mostrar, lo que convierte la supuesta auditoria en una farsa, que no será convalidada por la Unidad Democrática. La lucha contra la ilegitimidad y la trampa tiene entonces una ruta clara: Capriles, en nombre de más de medio país, exigirá la impugnación de las elecciones ante el TSJ y ante las instancias internacionales que corresponda, en ejercicio de los derechos que garantiza la Ley, la Constitución y los tratados internacionales suscritos por la República, ruta que terminará más temprano que tarde en la repetición de las elecciones…
SEGUNDA RUTA: La lucha contra el odio como “política de Estado”
Impugnar elecciones es asumido por los burócratas beneficiarios de la trampa no como el ejercicio de derechos constitucionales, sino como una amenaza a su poder ilegítimo, y reaccionan en consecuencia criminalizando al líder que sacó los votos de medio país, al pueblo que salió a manifestar en su apoyo y a las organizaciones de derechos humanos que, haciendo su trabajo, intentan corroborar las “denuncias” del gobierno y terminan descubriendo que son falsas. Esa es entonces la Segunda Ruta del Mapa de las Luchas Democráticas en esta nueva etapa del país: Fomentar la convivencia, promover el cese de la división entre los venezolanos, seguir ampliando el inmenso boquete que el pueblo le abrió al muro de la polarización, hasta aislar y vencer a quienes trafican con el odio y la violencia.
TERCERA RUTA: Democracia participativa vs. violencia desmovilizadora
Si la violencia toma la calle, el pueblo sale de ella. Desmovilizar al pueblo es el sueño de toda dictadura. Por eso, frente a la violencia desmovilizadora, la única respuesta ciudadana es el ejercicio de lo que la Constitución define como DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y PROTAGÓNICA: Hay que PARTICIPAR activamente en todos los procesos (desde la elección de los voceros en un consejo comunal hasta la repetición de las elecciones presidenciales, pasando por las elecciones municipales y toda otra medición que se produzca) y en cada uno vencer a los violentos y conquistar espacios para la unidad y el progreso.
¡El centro es lo social!
Todas estas rutas (la lucha contra la ilegitimidad, la promoción de la convivencia, el incremento de la participación) confluyen hacia un centro. Ese centro es LO SOCIAL. Es la defensa, promoción y ejercicio de los derechos sociales y económicos de todos los venezolanos, en especial los más pobres. El combate contra el Paquetazo Rojo, contra la devaluación madurista, contra el alza de tarifas, por el aumento de salarios, por la discusión, aprobación y cumplimiento de la contratación colectiva, por el ejercicio de la libertad sindical y por la autonomía de los consejos comunales y demás movimientos sociales, es el corazón de la estrategia del pueblo democrático venezolano, ese que antes estaba dividido entre “chavistas” y “opositores” y que ahora empezó a unirse en la búsqueda del cambio y del progreso, como se reveló el 14-A.
Radar de los Barrios
Jesús Chuo Torrealba
Twitter: @chuotorrealba