«Hemos presentado el recurso de impugnación ante la sala electoral (…) por cohecho, violencia y fraude de las elecciones del 14 de abril», explicó a la salida del tribunal el secretario ejecutivo adjunto de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Ramón José Medina.
Gerardo Fernández, uno de los dos abogados constitucionalistas que acompañaron a Medina, explicó que se trata de un recurso de más de 180 páginas en el que se demanda la nulidad total y la repetición de las elecciones, en las que Maduro venció al líder opositor por 1,49 puntos porcentuales.
Más tarde, en rueda de prensa, Capriles aseguró que «no hay forma de que el recurso no sea admitido» y reiteró que la impugnación «total» de las elecciones ante el TSJ, institución en la que dijo no confiar, es un paso necesario a nivel nacional antes de acudir a instancias internacionales.
«¿Cómo podemos obtener justicia si la presidenta de la Sala Electoral (del TSJ) es militante del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela, en el poder)», se preguntó Capriles, que aseguró que en su «lucha gandhiana por la verdad» hay «mucho juego por delante» y «hay varios capítulos».
Capriles lanzó un llamado a sus simpatizantes «a adherirse» a la impugnación acudiendo ante el Tribunal con un escrito en ese sentido, firmado y con su cédula de identidad. «Todos los venezolanos tienen el derecho de impugnar la elección», explicó.
El joven gobernador del estado Miranda (norte), que perdió por 11 puntos ante el fallecido Hugo Chávez las presidenciales del pasado 7 de octubre, dijo estar organizando una gira para obtener respaldo por varios países de América Latina, entre ellos Colombia y Ecuador.
Sobre las instancias internacionales a las que podría acudir, enumeró el Sistema Interamericano de Derechos Humanos -del que el gobierno venezolano decidió retirarse en septiembre pasado, pero cuya salida se hará efectiva en el plazo de un año- y Naciones Unidas.
«No es tan fácil (retirarse de esos foros regionales). Estamos hablando de tratados internacionales que ha suscrito nuestro país» y que se colocan a nivel de la Constitución.
La rueda de prensa, transmitida en directo por la cadena de tendencia opositora Globovisión -cuya venta fue anunciada para las próximas hora- fue interrumpida por una cadena nacional de retransmisión obligatoria de Maduro.
«Qué miedo tiene a que uno hable… Mientras más cadenas, más se hunde este gobierno», dijo con sonrisa irónica.
Capriles había anunciado el miércoles que la oposición presentaría la demanda ante el TSJ, luego de rechazar la auditoría del escrutinio que inició el Consejo Nacional Electoral (CNE) sin incluir los cuadernos de votación, que la oposición considera clave para probar irregularidades en el proceso.
En la marcha oficialista del miércoles por el Día Internacional del Trabajador, Maduro rechazó la medida opositora: «¡Fascista mayor, fuiste derrotado, acepta tu derrota, basta de pataleos, de lloriqueos!», exclamó.
«Siempre dije que si perdía por un voto, yo entregaba, con todo el dolor. Con el dolor de haberle fallado al jefe» (el fallecido Hugo Chávez), dijo este jueves Maduro, que encabezó su «gobierno de calle» por el estado Miranda.
Crispación postelectoral
Según el cronograma difundido por el CNE, desde este jueves y hasta el domingo se organizará el material electoral que será auditado a partir del lunes, en un proceso que ,pese a ser solicitado por Capriles, no incluye una demanda clave de la oposición para demostrar supuestas irregularidades: la revisión de los cuadernos de votación, que contienen el padrón electoral y pueden demostrar que cada voto emitido corresponde a un solo elector registrado.
La impugnación se realizó en momentos en que la crisis postelectoral se avivó por una violenta sesión el martes en la Asamblea Nacional, en la que diputados chavistas y opositores se enfrentaron a golpes ante el rechazo de los detractores de Maduro a reconocerlo como presidente.
Antes del incidente, la mayoría oficialista negó el derecho de palabra a los opositores por no reconocer a Maduro, renovando un planteamiento realizado días atrás por el presidente de la Asamblea Nacional, el chavista Diosdado Cabello.
«Ya se va a cumplir la mitad del periodo de los diputados. Nosotros no descartamos los revocatorios. Lo que está claro (es que) esa Asamblea Nacional no representa la realidad política del país», explicó en rueda de prensa Capriles al referirse a la posibilidad de organizar un referéndum revocatorio de los diputados chavistas.
En reacción, la Conferencia Episcopal Venezolana hizo este jueves un llamado a la «reflexión serena» y se ofreció a mediar entre ambos bandos para facilitar el diálogo.
El diputado opositor Julio Borges, golpeado en el rostro durante la trifulca del martes, presentó el jueves una denuncia ante la fiscalía contra el parlamentario chavista Michele Reyes, «por la agresión sufrida» en el Legislativo.
Pero Maduro, electo como sucesor de Chávez, acusa a la oposición de haber provocado la violencia en la Asamblea, que también despertó la «preocupación» de Estados Unidos.
El gobierno venezolano tildó además el jueves de «desmesuradas e injerencistas» las declaraciones del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, quien lamentó la «falta de diálogo» entre los venezolanos tras el incidente entre diputados.
AFP