Entre los cuentos que le relatamos a los pequeños, nunca puede faltar el de la Caperucita Roja y todo el predicamento que padece por desobedecer a su mamá. La buena señora le advierte que se vaya a casa de su abuelita por el camino largo y seguro; pero la inquieta muchachita se va por el corto y peligroso… Y le sale el lobo.
Desde hace rato el gobierno tomó la fatal decisión de irse por el camino corto pero peligroso para echarle el guante a sus ambiciones, y en medio de esta desesperada estrategia, nos arrastra a todos como nación.
Nos recuerda también a aquellas películas de bandoleros, usualmente ambientadas en el oeste estadounidense, en las cuales los personajes que rompen las reglas huyen, agregando a lo largo de su fuga diversas fechorías y agravantes que los conducen a un callejón sin salida.
Así anda hoy el llamado madurismo. Ensuciaron a realazo limpio el proceso electoral, de una manera tan gruesa, que el reclamo firme y justo de la oposición democrática era inevitable. Ante la exigencia de la auditoría al proceso han dado órdenes y contraórdenes, han amenazado a manifestaciones pacíficas, han detenido y abusado, han forjado hechos falsos para culpar a sus rivales políticos, a quienes ven como enemigos de guerra.
El camino corto para aferrarse al poder está resultando cada vez más peligroso. Para ellos y para nosotros. Como en aquella famosa película de Bonnie y Clyde, cada disparate que cometen complica mucho más al anterior, y un efecto bola de nieve hace que el peso de la ilegitimidad venza los hombros de quienes pretenden cargar con esta gravísima situación.
Había un camino largo y pero seguro para salir adelante: hacerlo bien cuando tienes el poder, no atropellar ni abusar, tratar de solucionar. Competir en buena lid, reconocer cuando pierdas, replegarte para reunir fuerzas, hacer una oposición digna y volver a competir. Un camino que sin duda les pareció demasiado extenso.
La colección de acciones erradas cometidas desde el oficialismo, abren cada vez mayores dudas sobre cuáles fueron los resultados reales del 14 de abril. Nada de esto debería suceder si realmente fueran los ganadores.
Ahora parece tarde para poner un freno a la sucesión de tropelías y la conclusión a la cual llegan desde aquella orilla es huir hacia adelante. No importa llevarse por delante al país en medio de ese ímpetu. Esa huida no es un camino sino un precipicio.
El madurismo debe asumir con madurez –valga el juego de palabras- que ahora son minoría. Son la nueva minoría política de Venezuela. Entender esa realidad y accionar en consecuencia es la única manera de asegurar su supervivencia en el espectro político nacional. Elegir lo contrario es meterse en la boca del lobo.
Coordinador nacional de Independientes por el Progreso
Noel Alvarez
Twitter: @alvareznv