En una de sus alocuciones, en las que Nicolás Maduro demuestra que la ignorancia no tiene secretos para él, acusó a la oposición liderada por Henrique Capriles Radonski de querer realizar o acometer una noche de los cuchillos largos
Recientemente, un grupo de intelectuales y afines, afectos al chavismo, se reunió en un seminario denominado “Patria Socialista”. Uno de los participantes, el connotado marxista y enfermizo antisemita Vladimir Acosta, presentó su ponencia de la cual extraemos el siguiente párrafo: “Recibimos un buen susto que afortunadamente no nos sacó del poder. Pero si a quienes nos gobiernan se las pasa el susto, lo que va a pasar es que vamos a ir hacia el desastre y la oposición no va a necesitar conspirar sino que nos va a ganar la elección. Por eso la tarea aquí es gobernar asustado”. Luego insistió en el tema de la corrupción dentro del proceso y dijo: Hay que enfrentar la corrupción y la impunidad que se ha alentado desde el propio gobierno….” .
¿Le están haciendo caso, gobiernan asustados quienes dicen que nos gobiernan? Aparentemente si, pero como el mentado “Chivo” Acosta no les explicó la clase de susto necesario para sostenerse en el poder, se presentan hechos bochornosos como el ocurrido en la Asamblea Nacional el 30 de abril de 2013, fecha que quedará inscrita en la historia universal de la barbarie contra la civilización. ¿Ayudan esos hechos de violencia premeditada y cobarde a sostener a este gobierno y a ganarle popularidad? ¿Se sienten representados en la canallesca condición del teniente Diosdado Cabello los siete millones de votantes de Nicolás Maduro? ¿Son los millones de seguidores de Hugo Chávez solidarios con la bajeza de ese sujeto a quien en la Escuela Militar llamaban Diablodado por la crueldad con que vejaba a los subalternos? Y la pregunta crucial: ¿Apoya Nicolás Maduro, presunto jefe del Estado venezolano, esas acciones que transforman a Venezuela en una dictadura en ciernes que sigue los pasos de las de Pinochet, Videla y otros genocidas del Cono Sur?
En una de sus alocuciones, en las que Nicolás Maduro demuestra que la ignorancia no tiene secretos para él, acusó a la oposición liderada por Henrique Capriles Radonski de querer realizar o acometer una noche de los cuchillos largos. Seguramente el título de ese hecho histórico le gustó porque de verdad suena hasta poético. Lo que sin duda ignora el presunto es que entre los días 30 de junio y 2 de julio de 1934, Adolf Hitler puso en práctica lo que en clave se llamó operación Colibrí e hizo asesinar a la plana mayor de los S.A o Camisas Pardas (Sturmabteilung en alemán), una milicia de asesinos que de la que se había servido para sembrar el terror mientras el partido nazi se consolidaba en el poder. El jefe de ese grupo, Ernst Röhm, mantenía una autonomía que no convenía a Hitler en su propósito de concentrar todo el poder. Además, las milicias criminales de Röhm eran mal vistas por el ejército alemán que aún no se había rendido a los pies del Führer. Al ejecutar a Röhm y liquidar a la dirigencia de su movimiento, Hitler ganó la adhesión del ejército y se consolidó como jefe absoluto de la nación alemana.
Nicolás el presunto, tiene una fijación con la Alemania hitleriana por lo que llega al exabrupto de acusar de nazi y fascista a Henrique Capriles Radonski, cuyos antepasados fueron asesinados por ese régimen. La acusación se extiende a toda la dirigencia opositora y suponemos que a los más de siete millones de venezolanos que votamos por el candidato de la unidad democrática. En su infinita ignorancia ha llegado al exabrupto de comparar el Holocausto, que fue el exterminio de seis millones de judíos ejecutado por el nazismo alemán y sus colaboradores, con el rechazo de los demócratas del mundo a la dictadura castrocomunista que impera en Cuba desde hace más de medio siglo. Si un día se le ocurriera leer algún libro de historia de la Segunda Guerra mundial, quizá pueda reconocer en la figura siniestra del teniente Diosdado Cabello a una reencarnación de Ernst Röhm y en los diputados azuzados para agredir salvajemente a sus colegas que piensan distinto, como una reproducción tropical de los Camisas Pardas que aquel comandaba. Y quizá, si se le prende algún bombillo en ese cerebro lleno de sombras y no precisamente por fallas de Corpoelec, llegue a la conclusión de que ese dictadorzuelo que hoy preside la Asamblea Nacional, resulta funesto para su aspiración de ser un presidente con suficiente autoridad para ser respetado primero que nada por su propia gente. No tiene que ser de noche ni con cuchillos como ponga un poco de orden, apenas con una pizca de inteligencia y las ejecutorias que de ella broten.
Paulina Gamus