Mónica Fernández: Todo es violencia

 El camino de la violencia y de la constante utilización de los espacios institucionales como campos de contienda bélica nos sientan sobre un polvorín social
El camino de la violencia y de la constante utilización de los espacios institucionales como campos de contienda bélica nos sientan sobre un polvorín social

Mientras perdíamos el tiempo golpeándonos, unos contra otros, luego analizando quien pegó primero, dando ruedas de prensa para señalar culpables y haciendo cadenas para repetir la violencia: ¿cuántos venezolanos murieron por inseguridad, por enfrentamiento entre bandas o por abuso policial?

Escribir, en los últimos meses, se ha tornado muy complicado. Los niveles de susceptibilidad de los polarizados cada vez son mayores y más sensibles. Diga lo que diga alguien se toma para sí lo escrito sin entrar a analizar que este no es un espacio para la política, sino para los derechos, distantes del partidismo y de la polarización.

Violencia en ascenso
Las encuestas de victimización reflejan que el problema de inseguridad está acompañado de una gran muestra de violencia en los hechos delictivos. El análisis de los cuerpos de los occisos por arma de fuego refleja que hay hasta un promedio de cinco a seis impactos de bala en cada cuerpo, lo que refleja un crecimiento importante de la violencia en los últimos años.
Resultaría un poco inútil preguntarse por qué estamos inmiscuidos en una sociedad violenta, porque los ejemplos ilustrativos pueden ser muchos, ocuparían más de los caracteres que puedo llevarme.

Mordiendo el anzuelo
Violencia en el hogar en el trato entre los padres y entre los hijos. Violencia en el tránsito. Violencia en el cine, en la televisión, en los titulares de algunos periódicos impresos. Violencia en los videos juegos. Violencia en el deporte. Violencia en algunas telenovelas. Violencia en las canciones. Violencia en el noviazgo. Y el gran tema violencia en la política.
No hay un solo discurso en el que no haya amenaza, reto, insulto, calificativo y ahora para colmo de males golpes cual ring de boxeo de pelea callejera, porque ni siquiera de pelea regulada por un árbitro. Caer en el juego de quienes son culpables es morder el anzuelo.

Delitos en la AN
Me gustaría ir más allá y entrar en el análisis socio jurídico que acompaña a los delictivos hechos observados, en la Asamblea Nacional. ¿Cómo es posible que las diferencias se pretendan cobrar a golpes luego de una serie de acciones limitativas de derechos de quienes representan a la oposición?
De mi profesora Mercedes Pulido aprendí la importancia de la disidencia, de la oposición, de la interlocución entre los que no gobiernan y los que están en el poder, todo ello como garantía de la democracia legítima. Sin oposición no existe democracia y con violencia no existe una sociedad sana. Bochornoso y penoso para Venezuela utilizar el espacio de la Asamblea Nacional para actos delictivos mientras nuestro país clama con urgencia respuestas a sus problemas sociales más relevantes. Mientras perdíamos el tiempo golpeándonos, unos contra otros, luego analizando quien pegó primero, dando ruedas de prensa para señalar culpables y haciendo cadenas para repetir la violencia: ¿cuántos venezolanos murieron por inseguridad, por enfrentamiento entre bandas o por abuso policial? ¿O cuántos perdieron la vida por falta de una asistencia médica oportuna ante la insuficiente de insumos hospitalarios? ¿Cuántos recursos se dejaron de aprobar y cuántas leyes quedaron pendientes de discusión?
En definitiva, cuanto tiempo perdido y cuanto daño a un país que está asfixiado de tanta violencia política y de una polarización que pareciera no terminar jamás.

Polvorín social

Si alguna vez existió una posibilidad de diálogo pareciera que no hay en este momento ninguna señal de que se pueda dar. No sé reconocer interlocutores válidos y la verdad que ya no se sabe qué creer o qué es parte del desarrollo propio de una política buhoneril que no trabaja por el bien colectivo, ni por las necesidades ciudadanas.
El discurso de paz debe ir acompañado de hechos concretos. Si hay alguien descontento la Constitución Bolivariana y las leyes vigentes le garantizan espacios para defenderse, pero ¿serán esos espacios imparciales y objetivos para permitir una defensa transparente y objetiva?
Lamentablemente hay ejemplos que nos permiten dudarlo. El camino de la violencia y de la constante utilización de los espacios institucionales como campos de contienda bélica nos sientan sobre un polvorín social cargado de violencia que puede estallar en cualquier momento, porque la violencia institucional y política se transmite como una gripe a todos los espacios ciudadanos, legitimando la violencia como la forma de solución de nuestros conflictos.

¡Basta de agresión!
La peor y más equivocada forma que pueda existir es la que utiliza la violencia como herramienta, la que es liderara por la sin razón y la ausencia de controles para los impulsos que despierta los más básicos instintos animales. Pobre de nosotros si de ahora en adelante esa es la pauta que marcará nuestro destino político.
La fiscal general de la República y la defensora del pueblo tienen en sus manos un reto gigantesco, quizá más grande que en otras oportunidades, porque este no es el país donde Hugo Chávez tenía todos los hilos en su mano. Son otros tiempos, otros protagonistas y otras circunstancias.
Basta de violencia, basta de polarización, basta de agresión, basta de herirse entre hijos de Dios y hermanos de una misma patria llamada Venezuela. Hemos llegado al Lejano Oeste. En algún momento será demasiado tarde.

TIPS PARA QUE TE DEFIENDAS

1.-Analicemos a título personal los eventos políticos de los últimos meses. Sin necesidad de interlocutores o intérpretes, cada uno de nosotros en silencio, sin importar la tendencia política que ocupemos, veamos con objetividad qué ha sucedido y de dónde proviene la violencia. Las conclusiones serán vitales para el futuro.

2.-Separemos nuestra visión particular de la necesidad de activación de los entes del sistema de justicia. Toda lesión proferida por otro, y que no sea en legítima defensa, o estado de necesidad, requiere de la investigación objetiva e imparcial del Ministerio Público, y en este caso de la participación de la Defensoría del Pueblo, ya que quienes están involucrados son diputados representantes de los ciudadanos.

3.Revise e interprete cómo considera que se ha incrementado la violencia en su entorno social y precise si hay circunstancias de la política nacional que la han generado. Por ejemplo enumere cuántos familiares han peleado, con cuántos amigos han dejado de tratar, cuántos insultos ha recibido o ha proferido a alguien que piensa distinto políticamente. Luego de eso pregúntese hasta cuándo podrá contener su ira sin llegar a la violencia física.

4.-Intentemos buscar espacios de paz, de encuentro, de reconciliación de abajo hacia arriba, partiendo del hecho irrefutable que en las cabezas todo acto racional de diálogo pareciera haber desaparecido de las opciones de lo posible.

5.-No es momento de cerrar los ojos y de declararse ajeno al problema. Hoy más que nunca debemos contribuir de manera ciudadana a frenar la violencia.

Para que te defiendas
Mónica Fernández
Twitter: @monifernandez

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