La Ley es la voluntad escrita del pueblo… Valentín Espinal (1848)
Cesáreo José Espinal Vásquez e-mail: cjev@cantv.net
La vida de Don Valentín Espinal, fue constante en búsqueda de la paz y de la sociedad justa, nos legó: “Haz lo que puedas a favor de tu patria, que esto no es asunto de partido, sino de honor nacional”.
Una Constitución Justocrática, es la que todos aspiramos por honor nacional, es el poder de lo justo más allá del socialismo marxista, estatista y tiránico y de la democracia capitalista neo-liberal y salvaje, donde realmente tenga inquebrantable vigencia el bien común, la seguridad y la justicia.
Estamos viviendo en nuestro país unos días muy azarosos en la tranquilidad ciudadana, para el desarrollo social y económico de la nación y la paz, que me atrevo en pensar al releer la Constitución Nacional vigente desde 1999 y considerando la progresividad de las leyes comenzando por la Carta Magna, sin proponer por lo pronto una constituyente ni reforma alguna, que estamos obligados analizar no como “asunto de partido, sino de honor nacional”, en primer lugar, que Venezuela es Venezuela desde la primera Constitución en 1811, por lo tanto, no ha debido calificarse como una República Bolivariana, porque es obvio, que todos los nacidos en esta tierra, somos hijos de los libertadores, comenzando con Simón Bolívar. La declaratoria de Estado Federal es una entelequia jurídica porque ni siquiera se ha respetado la descentralización. En su preámbulo nos dice que esta Constitución se hace “con el fin supremo de refundar la República”, lo cual es incierto, se refunda cuando se ha dejado de existir algo, en este caso, no se ha producido. La República de Venezuela nace con la separación de la Gran Colombia en 1830 y ha permanecido inmutable. Se confunden las facultades y las atribuciones de Jefe de Estado y de Jefe del Ejecutivo. El jefe del Ejecutivo, es ejercido por Presidente de la República y por ende, es el jefe del gobierno con las atribuciones y facultades que le otorga la Constitución, en consecuencia, no debe autocalificarse como gobierno revolucionario y bolivariano. Revolución en política es cambio brusco de un sistema de gobierno por otro y el sistema político subsumido en la Carta Magna, es la democracia, no revolucionaria socialista-marxista. Todos somos sin exclusión bolivarianos y no debe ser utilizado por el gobierno en forma exclusiva y tinte partidista. El Presidente de la República, no debe tener la designación de jefe del Estado, sino representante legal del Estado. La Asamblea Nacional deberá regresar al verdadero Congreso con dos Cámaras. Al eliminarse la representación estadal se ha convertido la República en un Estado centralista alejado de los principios de la federación. El Tribunal Supremo de Justicia, deberá rescatar su denominación de Corte Suprema, eliminándose un tropel de treinta y dos magistrados. La leyes habilitantes son rémoras de dictaduras, hoy inaceptables. La elección presidencial, debe ser sin reelección absoluta y aplicarse la segunda vuelta electoral cuando entre el primer lugar el segundo, obtenga una diferencia menos de cinco por ciento.