Leo Messi volvió a acudir al rescate del Barcelona, resolvió con dos goles el triunfo ante el Betis (4-2) y mitigó la depresión de la dura eliminación europea, en una trigésima cuarta jornada de Liga que devuelve al Deportivo a puestos de descenso, después de tres fechas fuera de estos.
Por más que el Barça siga a un paso del título y pueda proclamarse campeón el miércoles, si el Madrid no gana al Málaga en el encuentro adelantado por la final de Copa, el equipo de Tito Vilanova no emite señales positivas; recibe muchos goles y, cada vez más, parece encomendarse al estado físico del genio de Rosario.
Ante el Betis, Messi volvió a ver la primera parte desde el banquillo y, desde ahí, observó cómo su equipo encajó un gol del colombiano Dorlan Pabón en el minuto 2, cómo empató el chileno Alexis Sánchez, siete después, y cómo un gran tanto de Rubén Pérez devolvió la ventaja a los verdiblancos, en el 43.
Tras el descanso, David Villa se redimió de sus errores del primer tiempo, con un gol de cabeza, segundos antes de ser sustituido por Messi. Y con el argentino en el campo, no hubo discusión posible. Leo marcó un gran gol de golpe franco (m.60) y sentenció al culminar una gran jugada de Iniesta y Alexis (m.71).
Una victoria que resguarda la ventaja de once puntos sobre un Real Madrid que, aun sin mucha convicción, se resiste a entregar el título, por si aumenta el desconcierto barcelonista.
En el Bernabéu, donde desde hace tiempo cada partido es una consulta popular sobre las polémicas que alimenta su entrenador, reapareció el mejor Ronaldo, autor de dos de los cuatro goles de su equipo ante un buen Valladolid (4-3).
La suplencia de Casillas, la relación con Cristiano, las postrera defensa de Pepe al guardameta… A Mourinho se le acumulan los frentes abiertos, pero no parece dar un paso al costado en el tramo final de su gestión y, eso, divide a la afición.