Sobre una bomba de tiempo residen al menos 60 familias del sector La Cañonera parte alta de la parroquia El Paraíso del municipio Libertador, donde viven en un peligro inminente cada vez que llueve. La situación los ha motivado ha improvisar caminerías y puentes de tablas, a fin de no quedar totalmente incomunicados.
Las lluvias acaecidas en estos últimos días han resultado inclementes contra esta comunidad, en la que sus habitantes llevan hace siete años luchado por tener una casa propia, puesto que en las que residen están a punto de ceder. La escena se repitió en el 2010, desde entonces, los inmuebles de cada vivienda se han convertido en ranchos inventados con paredes de zinc y trozos de madera.
Pesadilla de nunca acabar
Indira Céspedes, habitante del sector, ve con preocupación que el sueño de poseer una vivienda, cada día se desvanece ante la terrible realidad que enfrenta, pues la zozobra y la angustia se apodera de ellos por el sólo hecho pensar que en cualquier momento podrían morir tapiados, debido a que se observan daños en las estructuras de su precaria construcción provocados por las lluvias.
“Aunque un grupo de funcionarios de Protección Civil se apersonó al lugar y a través de un informe declararon que las viviendas debían ser desalojadas de inmediato y demolidas, estas promesas no se han llevado a la práctica”, se quejó.
Agregó que acudieron el pasado 22 de febrero a la sede de la Vicepresidencia y entregaron todos los documentos que avalan la situación de riesgo; luego de esa fecha aseguraron que han acudido varias veces y “nunca hemos sido atendidos por que según están en reunión y debemos esperar que nos llamen”.
Miedo de morir tapiados
Por otro lado Tania Charun, otra de las perjudicadas, expresó que la falta de respuesta oficial ha sido desde el año 2006, y a pesar que la situación empeoró en la vaguada del 2010, sólo una mínima cantidad de habitantes fueron beneficiados con la entrega de viviendas.
“Hasta ahora siguen sin darnos respuesta y nuestra situación empeora cada día más, tenemos la disposición de irnos a un refugio, prácticamente nos encontramos en la calle, dado que ya no aguantamos tanta filtraciones y deslizamientos de tierra”, lamentó.
Narra Charun que “gracias a nuestros votos fueron elegidos candidatos que están al mando, que se comprometieron en velar por nuestros derechos, somos el pueblo y gracias a nosotros están donde están, queremos solución ya”, ratificó Charun.
Un cúmulo de situaciones
Marlene Paredes, otra vecina afectada, expresó que las precipitaciones registradas han ocasionado daños en sus enseres. Una cocina oxidada, grietas en las paredes y pozos de agua en las salas es la primera imagen que se observa dentro de su casa, que en época de invierno tiene que convivir con el olor característico de la humedad.
Las grietas del piso son un rastro de las consecuencias de las lluvias. Además de las terribles condiciones en las que albergan, tampoco cuentan con sistema de alumbrado, por lo que se han visto obligados de tomar de forma ilegal el cableado eléctrico para surtir de luz a su comunidad, concluyó.
Solicitudes en proceso
Según los vecinos, los funcionarios de Protección Civil y Defensas Civil se encargarán trasladar a las 60 familias que se encuentran en alto riesgo a refugios, mientras que se les otorgue un techo propio.
Luz María Ardilla, habitantes, advirtió que el plan Tricolor “no nos conviene, puesto que más se demorarán en remodelar las casas, que lo van a durar sin derrumbarse”, por lo que propuso actualizar los certificados de alto riesgo emitido por el mencionado cuerpo de rescate, a fin de agilizar la adjudicación.
Ante ello, los afectados realizaron un llamado a los entes competentes para que se apersonen al lugar y les colaboren con el desalojo lo más pronto posible ante que suceda una tragedia.
Temen morir tapiados
Indira Céspedes, habitante
“Estamos viviendo en zona de alto riesgo desde hace 7 años sin respuesta alguna”.
Tania Charun, afectada
“Esta situación se ha hecho insostenible, nuestras calidad de vida han desmejorado”.
Leyda Mata, perjudicada
“Vivimos en pésimas condiciones y pesar que ya fuimos censadas las respuestas no se materializan”.
Monseidad Delgado, afectada
“Queremos una vivienda digna, donde durmamos tranquilos sin el miedo de morir tapiados”.
Mairy Chourio
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@mairychourio
FOTOGRÁFO: Jaime Martínez