En los días posteriores a la elección presidencial del 14 de abril, varios voceros del gobierno nacional fueron enfáticos en asegurar que debían fomentar la autocrítica en lo interno de su organización, debido a la estrecha ventaja que les otorgó el boletín del Consejo Nacional Electoral sobre sus adversarios.
El propio Nicolás Maduro prometió días después que su gestión aplicaría las 3R (Revisión, Rectificación y Reimpulso). Ante esto, es pertinente la siguiente pregunta: ¿Es la primera vez que el oficialismo promete reajustes en su forma de gobernar? La respuesta es NO. Desde 2008, año en el que venían de su primera derrota electoral a finales de 2007 y momento en el que los resultados de las elecciones comenzaron a no ser tan favorables, vienen prometiéndolo.
También, han insistido últimamente con el lema “Eficiencia o nada”. ¿Qué saca uno de todo eso? Pues que ellos saben que no están haciendo las cosas bien. Sin embargo, lo que queda claro es que tales reflexiones no son sinceras, pues las palabras se contrastan con los hechos. Poco después de esa aparente introspección, volvieron a aparecer las amenazas de “radicalizar la revolución”.
Si hubiese sido sincero ese espíritu de enmendar los errores, no se habría negado el derecho de palabra a los diputados de la Unidad Democrática en las sesiones del parlamento nacional y mucho menos, propiciado la violencia en ese lugar. Tampoco, se seguiría apelando exageradamente a la transmisión en cadena nacional de eventos gubernamentales, pues se respetaría el derecho de cada venezolano de ver en su pantalla de televisor lo que desee.
Cuando la mitad del país no comparte tu forma de gobernar, estás obligado a incluir a quienes piensan distinto a ti en tus decisiones. Lamentablemente, hemos visto todo lo contrario. Se insiste en politizar los problemas del pueblo y satanizar a las gestiones de gobierno locales y regionales que no son afines a sus ideas. Insisto, si las 3R son un sentimiento honesto, ¿Por qué ocurre todo esto?
Sumado a lo antes expuesto, los problemas de los venezolanos siguen sin resolverse: El alto costo de la vida se come nuestros bolsillos; la inseguridad nos obliga a encerrarnos en nuestras casas cada vez más; el desempleo no cesa; los alimentos no se consiguen en el mercado y demás cosas que conocemos.
Hay suficientes elementos y hechos que aseguran que Henrique Capriles ganó las elecciones del 14 de abril. El Comando Simón Bolívar ha ido mostrando evidencias de la parcialización del árbitro electoral y sobre cómo ciertas incidencias e irregularidades alteraron los resultados en algunos lugares del país. En la Alternativa Democrática estamos convencidos que ganamos.
Ante esto viene el último planteamiento de este texto: Si el gobierno está convencido de su triunfo y su intención es la de rectificar, ¿Por qué no permiten una revisión exhaustiva de la elección presidencial en todas sus fases? ¿Cuál es el temor?
Miembro de Primero Justicia Petare
Luis Eduardo Manzano
@manzanoluis