Dentro de los anuncios realizados por el ministro de Finanzas, Nelson Merentes, sobre la agilización del flujo de divisas hacia los sectores productivos, ya se han producido numerosas reacciones de asentimiento, con las excepciones de regla de siempre, que alegan o, que no es suficiente o, que no va a surtir ningún efecto positivo las medidas, si no se hace al pie de la letra de sus cartillas neoliberales.
En este sentido, para no redundar en las loas, quisiera hacer foco en una frase tomada con pinza de las declaraciones de Merentes y que creo que en ella puede estar un secreto tan valioso como el de la eterna juventud. Y esa expresión textual del ministro de Finanzas fue: “producir a la velocidad del consumo”.
¿Por qué? Porque ya existe el diagnóstico y el récipe con las indicaciones. El alto Gobierno está al tanto (público y notorio) de lo que hay que hacer para buscar el equilibrio entre la oferta (producción de bienes y servicios) y la demanda.
El asunto clave es –sin un ápice de duda- la velocidad, la rapidez con las cuales se pueda producir bienes y servicios en cantidades suficientes que sacien oportunamente el voraz apetito de consumo que hay en la economía venezolana, pues ello será un factor psicológico determinante para normalizar la “sobre demanda” que ha generado los episodios de escasez de algunos productos de la cesta básica, construcción y automotor.
Ahora bien, acompasarse a esa velocidad de consumo obliga a que apuremos -desde toda la superestructura del Estado- los procesos, caso contrario se corre el riesgo de frustrar la buena disposición del Gobierno en la materia y esto puede representar consecuencias nefastas para el pueblo como persistir ciertos brotes de escasez, lo que a su vez desata el demonio del alza constante y generalizada de los precios (inflación).
Dicho de otra manera: atacar de manera muy seria el tema del burocratismo, el reglamentarismo engorroso y la corrupción, para generar así las condiciones generales para que podamos producir bien, barato y tener en el anaquel los productos en el momento que son demandados.
Solo así los deseos del ministro de Finanzas, Nelson Merentes, que son los deseos de todos los venezolanos y venezolanas, podrán hacerse realidad en el mediano plazo. Recordemos las aspiraciones del titular de las finanzas hechas públicas a propósito del otorgamiento de los dólares oficiales para el sector productivo: “Le vamos a entregar los recursos que están retrasados. Lo vamos hacer en poco tiempo, eso sí, muy articulado con el sector privado porque cada empresa tiene su dinámica».
Miguel Pérez Abad