CIUDAD DEL VATICANO. El Papa Francisco hizo un fuerte pedido de reforma al mundo financiero el jueves, al condenar a una desalmada «dictadura de la economía» y decir que la crisis económica había empeorado la vida de millones de personas en los países ricos y pobres.
«El dinero tiene que servir, no gobernar», dijo Francisco a embajadores en el primer discurso importante sobre finanzas desde su elección en marzo, en el cual también instó a los estados a tomar un mayor control de sus economías y proteger a los más débiles.
La crisis económica ha creado temor y desesperación, disminuyó el goce de la vida e incrementó la violencia y la pobreza, mientras más personas tienen problemas para subsistir y lo hacen en condiciones «indignas», señaló el pontífice.
Hay una «necesidad de reforma financiera, junto con líneas éticas que produzcan una reforma económica para beneficiar a todos», añadió.
«Hemos creado nuevos ídolos. La antigua veneración del becerro de oro ha tomado una nueva y desalmada forma en el culto al dinero y la dictadura de la economía, que no tiene rostro y carece de una verdadera meta humana», dijo Francisco.
La metáfora hace referencia al pasaje del Éxodo en la Biblia, cuando los judíos veneraban a un becerro de oro mientras Moisés estaba en la cima del Monte Sinaí recibiendo los Diez Mandamientos de mano de Dios.
Si bien el predecesor de Francisco -Benedicto XVI- también exigía cambios en los sistemas económicos, solía hacerlo en un lenguaje intelectual complejo. El actual Papa, en cambio, parecía estar expresando puntos de vista muy personales, forjados en su experiencia con los pobres en Latinoamérica.
Francisco, que ha dicho que quiere que los 1.200 miembros de la Iglesia Católica defiendan a los pobres y sean más austeros en sus propias vidas, pidió un mayor control estatal sobre las economías.
«Mientras que el ingreso de una minoría está creciendo exponencialmente, el de la mayoría se está desplomando», dijo.
«Este desequilibrio es resultado de las ideologías que sostienen la absoluta autonomía de los mercados y la especulación financiera y, por lo tanto, niegan el derecho de control a los estados, que son los encargados de bregar por el bien común», agregó Francisco.
Al referirse a los mercados financieros, el Sumo Pontífice expresó: «Se ha establecido una nueva, invisible y, en ocasiones, virtual tiranía, una que unilateralmente e irremediablemente impone sus propias leyes y reglas».
En muchos casos, el valor de las personas es juzgado por su capacidad para consumir, agregó.
Los comentarios del Papa se suman a las crecientes expresiones de preocupación sobre un malestar económico global que ha dejado a millones de personas sin trabajo o con empleos inseguros de corto plazo.
Agencias