A la luz de lo que acontece por estos días en la Asamblea Nacional, en la que se aplaude la arbitrariedad y el atropello contra la representación popular democrática al grito de ¡así, así es que se gobierna!, podemos presuponer que la frase proselitista de moda «Gobierno de calle» lo que presagia es «Gobierno pa´que te calles».
«Gobierno de calle» hasta ahora sólo ha significado excusas para poner en práctica, en forma recurrente y hostigadora, el llamado blackout informativo, mediante cadenas y cadenas de radio y televisión.
Funcionarios que debieran estar desde sus despachos correspondientes trazando políticas, directrices y lineamientos, poniendo en práctica acciones y recursos propios de gobierno y de la administración pública, para prestar los servicios y garantizar los bienes requeridos por la calidad de vida del venezolano, apenas se muestran desde un auditorio a través de los medios, sin acometer sus tareas y responsabilidades. Y siempre tergiversando la realidad y hostilizando a propios y extraños.
Los propagandistas del «Gobierno de calle» se escudan en la falacia de que los medios de comunicación no estadales no publicitan las «tantas obras de gobierno» y que entonces, para «equilibrar la información» no queda otra opción que ordenar cadenas y más cadenas en las que lo menos se muestra son las inexistentes obras. Los hogares y los ciudadanos son entonces acallados y sólo pueden escuchar lo que el gobierno de turno pretexta. Se calla la radio, se calla la televisión, incluido el cable de suscripción pagada, y el único que habla es el gobierno.
«Gobierno de calle» viene a significar, pero en perjuicio del pueblo que tiene derecho a libre expresión, lo que en su día exclamara el monarca español Juan Carlos logrando silenciar al fallecido presidente Chávez: ¿Por qué no te callas? Así, tendrían que callarse los diputados injuriados, y los dirigentes sindicales y gremiales burlados en su actividad laboral, y los damnificados engañados en los refugios, los médicos y trabajadores de la salud en los hospitales deteriorados, y los empresarios expropiados en sus bienes y propiedades, y la OEA, y la ONU, y todo el mundo.
Los españoles, por cierto, saben bien lo que fue un gobierno de calle bajo el protagonismo del General Francisco Franco, entre 1939 y 1975, cuando ejerció una dictadura personal sin límites de ningún tipo, signado por la falta de libertades individuales: La libertad de expresión, de manifestación, de huelga, de reunión, asociación o elección estuvieron prohibidos.
El rasgo más significativo del régimen de marras fue el poder dictatorial, personal y vitalicio del general Franco, quien ejerció a la vez los cargos del Jefe del Estado, Presidente del Gobierno, Jefe del partido único y Generalísimo de los ejércitos. ¡Lo que a unos causa horror a otros mueve a amor!. Como la concentración de todos los poderes del Estado en manos de Franco, que fue su mejor mecanismo para hacer que todo el mundo se callara y aguantara ante él.
El rechazo del pueblo a ese desgobierno franquista solo se podía efectuar con el silencio, pues cualquier otra forma de oposición o de protesta supuso duras represalias. De allí nuestra interrogante ¿»Gobierno de calle» o «Gobierno pa´que te calles»?
Hernán Papaterra
hpapaterra@yahoo.com