El Plan Patria Segura es el “plan de seguridad” número 20 ejecutado por este gobierno a lo largo de los últimos 14 años. Los 19 planes anteriores fracasaron. Y, si no hay diferencia sustantiva entre “Patria Segura” y los anteriores “planes”, no hay tampoco razón alguna para pensar que este “plan” tendrá éxito
¿Puede usted nombrar diez diferencias serias, reales, entre el Dispositivo Bicentenario de Seguridad (DIBISE), la Misión “A Toda Vida Venezuela” y el reciente “Plan Patria Segura”? Está bien, que no sean diez, que sean cinco. ¿Es mucho todavía? Tres, pues, enumere tres. ¿No puede? Diga una, entonces, aunque sea UNA diferencia de verdad. Aunque sea una diferencia que justifique el cambio de nombre, el gasto en logotipos, en calcomanías para las patrullas, en papelería para los burócratas, en ruedas de prensa y en honorarios para los “creativos”. Una.
Mismos métodos, iguales resultados
¿No pudo? ¿No la encontró? Nosotros tampoco. Y no la encontramos PORQUE NO EXISTE. Esas tres “iniciativas gubernamentales en materia de seguridad”, por llamarlas de alguna manera, son exactamente iguales. Aunque una es un “Dispositivo”, la otra es una “Misión” y la más reciente es un “Plan”, las tres tienen en común el protagonismo militar en un área de gestión pública eminentemente civil, como lo establece el artículo 332 de la Constitución Nacional. Las tres pregonan su énfasis en lo “preventivo” antes que en lo “represivo”. Las tres fueron anunciadas con bombos y platillos. En los tres casos vimos a burócratas rasgándose las vestiduras, “jurando por lo más sagrado” que esta vez sí, que en esta oportunidad si iban a lograr resultados.
Y llegamos así el tema crucial: el de los resultados. El Plan Patria Segura es el “plan de seguridad” número 20 ejecutado por este gobierno a lo largo de los últimos 14 años. Los 19 planes anteriores fracasaron de manera lamentable. Y, si no hay diferencia sustantiva entre “Patria Segura” y los anteriores “planes”, no hay tampoco razón alguna para pensar que este “plan” tendrá éxito. Un gobierno que ha sido incapaz de frenar la inflación, que ha sido incapaz de garantizar abastecimiento de productos de primera necesidad, que ha sido incapaz de acabar con los apagones, muy probablemente será incapaz también de obtener éxito en este vigésimo “plan de seguridad”. ¿Por qué? Por una sencilla razón: Si en algo ha sido absolutamente consistente este gobierno es en la manifiesta incapacidad para el desarrollo de políticas públicas para el bienestar colectivo.
Pueblo hay y hampa también ¿pero dónde está el Gobierno?
El de la seguridad ciudadana es un tema demasiado serio para abordarlo desde la perspectiva discontinúa de los “operativos”, o desde la más perversa aun visión propagandística, que en vez de cambiar la realidad pretende solo cambiar la opinión de la gente, las cifras de las encuestas o los titulares de la prensa, mientras en las calles el pueblo sigue siendo asesinado por el hampa impune. El asunto no es de diagnósticos. Ya hay sobreabundancia de ellos. Tampoco de “estrategias, proyectos y propuestas”. Demasiadas han sido ya debatidas, consensuadas… y olvidadas. El asunto de fondo es que en esta ecuación de la seguridad ciudadana falta un actor fundamental. El pueblo está: es el que pone la sangre, las víctimas, las lágrimas, los muertos. El hampa también está: es la que pone el plomo, la saña, el violento desprecio por la propiedad y la vida de las personas. Pero el tercer actor es el que no aparece por ningún lado…
Ese tercer actor desaparecido es EL GOBIERNO. Aquí lo que no hay es GOBIERNO. Y no nos referimos al señor de bigotes que aparece a veces hasta cuatro veces diarias en cadena nacional, insultando a unos, amenazando a otros, e incurriendo en errores de gramática, sintaxis y contenido que terminan generando la burla de todos. No. Nos referimos a gobierno de verdad, a ese actor institucional que debe ser garante de la seguridad y la vida de los venezolanos, que debiera ser garantía de que asesinos y ladrones no saldrán impunes.
70% de casos resueltos, 98 % de impunidad
Cuando afirmamos que no hay gobierno no nos estamos quejando de los policías. De hecho, cuando hablamos de las víctimas allí incluimos a los policías, asesinados a mansalva por el hampa. Tampoco nos quejamos de los fiscales, indignados y frustrados porque ellos saben que EL 70% DE LOS HOMICIDIOS ESTAN POLICIALMENTE RESUELTOS A LOS 15 DIAS DE OCURRIDOS, y a pesar de ello al final del camino 98 % quedan impunes y apenas un 2% es procesado. Tampoco nos quejamos de los jueces, privados de estabilidad en la carrera judicial, acosados y atemorizados.
El dolor y la rabia de ese pueblo que día a día llora a las puertas de las morgues de toda Venezuela la muerte absurda, prematura e impune de un ser querido, van dirigidos contra quienes han convertido a Venezuela en una cárcel y a los pranes en el verdadero gobierno, ese gobierno que cobra vacuna, pone alcabalas, decide quien entra o sale del barrio, que decreta toques de queda y administra pena de muerte
Lo que no “importa un c…” es la demagogia
Usando una vez más su “denso y culto” discurso de “Estadista”, el Sr. Maduro Moros dijo en acto público la semana pasada que “a él le importaba un c… la popularidad”, y que por eso impulsaba el “Plan Patria Segura”. Desde el barrio le respondemos: Si no cambia sus métodos, seguirá obteniendo los mismos fracasados resultados. Y ese fracaso se traduce en miles, decenas de miles de venezolanos asesinados, que en su inmensa mayoría responden al siguiente perfil: Son varones, son jóvenes… y son pobres! Con lo que podemos afirmar que al Sr. Maduro Moros, protegido él por sus guardaespaldas y sus carros blindados, lo que verdaderamente “le importa un c…” es la vida del pueblo. Y por eso es que, en justa retribución, al pueblo (incluso y sobre todo al pueblo chavista), tampoco “le importa un c…” lo que termine de ocurrirle al Sr. Maduro en el ejercicio de su muy discutida, por “presuntamente” ilegítima, presidencia.
Jesús Chuo Torrealba | Twitter: @chuotorrealba