Artista, escritor, criminal inglés y asesino en serie, ese fue Thomas Griffiths Wainewright, un personaje extravagante que usaba sortijas, un alfiler de corbata sobre el que asentaba un camafeo antiguo, guantes amarillos y otros accesorios peculiares que lo convertían en un hombre sofisticado y con una extensa cultura general.
Era joven, fino, de buenos modales, gran conocedor de la antigüedad griega y como era de esperarse de un artista, extremadamente, sensible. Sin embargo, además de amor por la pintura y su hábito de escritura, Griffiths Wainewright fue uno de los envenenadores más sutiles de su tiempo. Se dice que el veneno que usaba era la estricnina y que lo llevaba en forma de polvo cristalino en el interior de una de las sortijas que utilizaba.
Desde el comienzo
Thomas Griffiths Wainewright nació en octubre de 1794 y falleció en agosto de 1847. Vino al mundo en la opulencia de la sociedad literaria londinense en Richmond, Inglaterra, pero se quedó huérfano siendo muy joven. La identidad de su padre no se ha establecido con certeza, pues existen dudas entre si fue boticario o abogado.
Su madre murió en el parto: se llamaba Ann y era la hija de Ralph Griffiths, editor del Monthly Review. Thomas y su padre vivieron como parte de una familia extendida de su abuelo materno en Linden House en Turnham Green, entonces parte de la periferia rural de Londres.
Ralph Griffiths estaba bien conectado en el mundo literario y Thomas debe haberse beneficiado de la sociedad que visitaba la casa donde vivía. Al morir su padre y su abuelo, el pequeño Thomas quedó bajo el cuidado de su tío materno, George Griffiths, siendo educado a expensas de un pariente lejano, Charles Burney, el director de la academia de Greenwich a la que asistió, por lo que su formación fue excelente. También sirvió como oficial en un regimiento de caballería.
En 1819, se embarcó en una carrera literaria y comenzó a escribir para The Literary Pocket-Book, Blackwood’s Magazine y The Foreign Quarterly Review; sin embargo, estaba más estrechamente vinculado con The London Magazine, en la cual contribuyó de 1829 a 1823 con críticas de arte y artículos bajo los seudónimos de Janus Weathercock, Egomet Bonmot y Cornelius van Vinkbooms.
Thomas también practicó como artista y exhibió su obra en la Royal Academy y realizó ilustraciones para los poemas de William Chamberlayne. De 1821 a 1825, expuso narrativas basadas en literatura y música en la Royal Academy, incluyendo Romance from Undine, Paris in the Chamber of Helen y the Milkmaid’s Song. Ninguna de estas obras ha sobrevivido.
Los envenenamientos
El 13 de noviembre de 1817 Thomas se casó con Eliza Frances Ward. Thomas había heredado buen dinero de su abuelo y lo invirtió, con lo cual recibía buenos dividendos anuales. Tras su matrimonio, depositó la mayor parte de su herencia en manos de Eliza, sin embargo, su extravagante estilo de vida lo llevó a endeudarse y dejar las cuentas conyugales en cero.
En 1828, la pareja estaba en dificultades financieras y tuvieron que mudarse con un tío anciano, George Edward Griffiths. Casualmente, este murió y dejó su casa y una pequeña herencia monetaria a su sobrino Thomas. En 1830, la señora Abercromby se convenció de favorecer en su testamento a Eliza, su hija del primer matrimonio, en lugar de sus hijas del segundo. La suegra de Thomas falleció pocos días después.
Helen y Madeleine Abercromby, las medio hermanas de Eliza, se mudaron con ellos y Helen falleció diez meses más tarde, aunque solamente tenía 20 años de edad. Cabe destacar que, en 1830, Thomas había asegurado la vida de su cuñada, sin embargo, cuando la chica murió, el pago fue rechazado.
Thomas se fue a Boloña, Italia, pero allí fue aprehendido por las autoridades porque tenía en su posesión cierta cantidad de estricnina y se pensó que había envenenado no sólo a su cuñada, sino a su tío, su suegra y a un amigo de Norfolk, aunque estos cargos nunca le fueron probados.
Regresó a Londres en 1837, pero fue nuevamente arrestado por un cargo de falsificación de 13 años de antigüedad y por una transferencia de acciones. Al parecer, las autoridades policiales utilizaron el caso de la falsificación insostenible para condenarlo de por vida por los asesinatos que no podían probar.
Fue enviado a Hobart, Australia, a donde llegó el 21 de noviembre de 1837. Mientras estuvo en prisión se le preguntó por qué había envenenado a su cuñada Helen Abercrombie, a lo que respondió: “Sí, fue una cosa terrible de hacer, pero tenía tobillos muy gruesos”.
Durante sus diez años en la colonia presidiaria, Thomas disfrutó de cierta libertad. Pudo trabajar como artista y pintó retratos. Completó más de 100 obras en papel con lápiz y tinta durante sus años en Hobart. Estos sobrevivieron no solo en museos, sino también en colecciones privadas a lo largo de Australia, algunos de los cuales pasaron a manos de las familias de quienes fungieron de modelos.
Thomas recibió un perdón condicional el 14 de noviembre de 1846 y falleció de una apoplejía en el hospital de Hobart el 17 de agosto de 1847. Está sepultado en una tumba desconocida.
Prolífica obra
en la cárcel
Durante sus años en prisión, Thomas Griffiths Wainewright retrató a los círculos oficiales, profesionales y miembros de la elite, esposos, esposas e hijos de la región Hobart en Australia. Muchos, en particular los de mujeres y niños, presentan un estilo romántico con los modelos posando lánguidamente. En este período, completó su autorretrato
Edda Pujadas
Twitter: @epujadas