Sin considerar el aval que para algunos pudiera significar lo bien que jugaran los Pacers frente al campeón en la ronda regular -ni que este dominara la conferencia del Este con gran facilidad-, la serie plantea una lucha pareja, si bien una mayoría de expertos se pronuncian por los Heat «en 6 ó 7 juegos».
Como se ha visto en las series anteriores, lo sustantivo en la fuerza ofensiva de Indiana es su peso en los tableros, precisamente el único aspecto donde se advierte cierta debilidad en el campeón. El gigante Roy Hibbert y David West, especialmente, han sido harto difíciles de controlar en oportunidades anteriores, y la defensa tendría que moverse muy bien para neutralizar las evoluciones del primero en la pintura. Esa incidencia, piensan allí, podría ser determinante.
De otra parte, los Pacers exhiben una defensa que es de lo mejor de la liga. Marca, ayudas, rotaciones y tablereo, son como para mantener en jaque a cualquier adversario. Ello complementa los obstáculos que deberán superar los Heat desde hoy en su casa para optar a la révalida del título.
Pero, si es muy eficiente en contener al adversario, el conjunto de Indianapolis no es tan bueno ofensivamente. Le falta más soltura en el manejo de la pelota, especialmente cuando la defensa presiona y crea dificultades para el pase. Tendrá que cuidar cada posesión, pues entre las fortalezas de Miami sobresale el aprovechamiento de cada falla con una velocidad y una coordinación eficiente y no poco espectacular.
Alguna prensa ha explotado los escarceos entre Frank Vogel, DT de Indiana, y LeBron James, a propósito de unas declaraciones. Solo detalles que ponen un poco de salsa a un enfrentamiento que quizás no la necesite, pues aparte de su importancia como final ya tiene antecedentes de juego fuerte y acaloramiento entre individualidades.
Miami ha ido mejorando una enormidad. Depende mucho, claro, de su «big three», pero la forma como Chalmers, Cole, Battier, Allen, Miller, Haslem y ultimamente Andersen, se han adaptado al juego del trío James-Wade-Bosh obliga a considerar el colectivo como cuestión fundamental. La defensa es punto fuerte por su movilidad, por sus ayudas, aunque luzcan un tanto débiles en los rebotes. Pero además, su contragolpe es fulminante y la manera como han evolucionado en el manejo de la pelota, confiados en la puntería de hombres como Allen y Battier, le hacen un cuadro mejor que el titulado hace un año ante Oklahoma.
Paul George (19.1 puntos, 8.3 rebotes, 5.0 asistencias, con 1.7 robos y 0.5 bloqueos, es en los números -y en la cancha, figura dominante de los Pacers, porque juega adentro y afuera. Hibbert exhibe 14 puntos y 9.6 rebotes y el más versátil de todos, West, 15.5 y 6.8, con buenos movimientos adentro y confiable media distancia. Pero a ellos se agregan el armador George Hill (15.6, 4.2, 4.4) y un Lance Stephenson (9.8), que se ha convertido en bujía del quinteto. En general, hay una rotación de nueve jugadores capaces de mantener el ritmo. Su problema es, sí, la fluidez ofensiva y en ocasiones la ingenuidad (o inexperiencia) en el manejo.
Los Heat, que inician con la misma incógnita de la serie anterior -más días sin jugar que los demás, lo que puede afectar el ritmo- han estado dependiendo generalmente de 10 hombres, sacando mucho provecho de los minutos de Christian Andersen, útil viniendo del banco. Haslem, y quizás Anthony -poco utilizado- serán importantes ante el fuerte juego interior de Indiana, pero su ofensiva seguirá siendo a base de LeBron James, quien exhibe inigualables promedios de 24 puntos, 7.3 rebotes, 7.3 asistencias, 1.67 robos, de Wade (13 ppp), Bosh (13.2 y 8.3 rebotes), Chalmers y Allen (12.2), con respaldo de Battier, Cole y Miller. No la tienen fácil en la pintura, donde las faltas jugarán papel importante para Haslem, Andersen y Bosh.
En resumen, una serie interesante por equilibrada, donde privará el mantener la concentración y ver quién impone su defensa. Aunque, como serie decisiva, puede ser otra vez la de la explosión de LeBron James.
Armando Naranjo
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AFP / Nathaniel S. Butler