El accidente ocurrió ayer en la mañana en medio de una persecución en caliente a sujetos que habían secuestrado a dos ingenieros de Corpoelec. El suceso se originó cuando las hélices de la aeronave rozaron cables de alta tensión, a la altura de la vía Mamera-El Junquito
Escenas desgarradoras de dolor se vivieron la mañana de ayer, en la carretera nueva que comunica Mamera con El Junquito, donde un helicóptero de la Policía Nacional Bolivariana que realizaba labores de búsqueda se precipitó a tierra luego de enredarse entre los cables de alta tensión de las torres eléctricas.
La aeronave Bolkow Bo 105 de color azul, siglas CPNB 8302, cayó a tierra desde unos 100 metros de altura y se incendió de manera inmediata, anulando cualquier posibilidad de sobrevivientes.
En el siniestro murió la piloto, comisionada agregada Wilay Carolina Mora Brito, primera mujer formada en maniobras aéreas para tareas policiales del país y el copiloto, oficial agregado Rafael Eduard Ginand García.
Los otros tres fallecidos fueron Emis David Monges Lovera, técnico aeronáutico; el oficial agregado Jimmy Renzo Carillo Gelvez y el oficial José Esteban Azuaje Ramírez. Estos dos últimos pertenecían al grupo táctico de la PNB.
Carmelo Ramos, ciclista y testigo del siniestro, dijo que realizaba su recorrido habitual la mañana de ayer como parte del entrenamiento que cumple para competencias, cuando en la subida por la carretera Mamera-El Junquito, escuchó el helicóptero. “Yo empecé a subir como a las 7:15. Cuando escuché el helicóptero volteé a ver y veo que hay dos policías en las puertas asomados mirando hacia abajo”, dijo.
El joven agregó que continuando el recorrido vio que la nave aérea dio una vuelta y retomó la ruta de reconocimiento. “Cuando sigo hacia la cuesta miro el reloj y veo que son las 7:25, veo que el helicóptero viene de nuevo pero de regreso. Cuando me percaté que el helicóptero pegó la hélice de la guaya, echa un candelero y se viene hacia abajo”, contó.
Dijo que la nave intentaba soltarse, pero de un momento a otro se desprendió la cabina y se vino abajo. “Yo escuché cuando el policía gritó muy fuerte. Alcancé a ver sus rostros. Uno de ellos se cayó pero quedó guindando de la puerta hacia el vacío y se vino abajo junto con la cabina”, narró.
El ciclista dijo que la cabina del helicóptero se vino en picada de frente hacia el precipicio. Los pedazos de las hélices y la cola salieron expulsados hacia distintos extremos. En seguida observó cuando se prendió en llamas y cómo una densa nube de humo cubrió el lugar entre la maleza, hacia la quebrada.
Ramos detuvo la marcha y pidió ayuda. Dijo que un motorizado que pasaba al igual que él también se sorprendió ante la escena. Buscaron apoyo en un taller cercano y trataron de bajar para observar si había sobrevivientes, pero ya todo estaba cubierto por el fuego.
“Hélice pudo matar
mi mujer y mis hijos”
Sorprendente fue el testimonio de Carlos Díaz Oropeza y su esposa, Carolina Torres. La pareja vive en una vivienda del sector El Naranjal, levantada entre bloques y techo de zinc. Una de las hélices cayó sobre el techo de la cocina, milagrosamente sin dejar víctimas.
Díaz es mecánico automotriz. La mañana de ayer salió de su casa muy temprano hacia la vivienda de su hermana donde realizaba unos trabajos. Ya durante la madrugada se habían despertado con el sonido de las sirenas y un intenso tiroteo, pero nunca imaginaron lo que estaba por venir.
Carolina Torres estaba en la cocina y de pronto caminó hacia la sala donde jugaban sus hijos de 4 y 2 años respectivamente cuando se produjo el impacto. En el cuarto tenía a su bebé de año y medio de nacido. La hélice de la aeronave entró por el techo y cayó en medio de la cocina. “Lo que la detuvo fue esta doble viga doble T, porque si no me mata a mi mujer o a uno de mis hijos”, dijo el mecánico.
Un secuestro frustrado
Los tiros y ambulancias que escucharon los vecinos de El Naranjal, fueron producto de un enfrentamiento que uniformados de la PNB sostuvieron con una banda de secuestradores que durante la madrugada se llevó a dos ingenieros de Corpoelec que se encontraban en Los Ruices.
Las víctimas, Alexis Javier Primera Magallanes y Julián José Díaz Birriel, fueron sometidas por tres sujetos armados cuando iban a bordo de un Ford Fiesta Power placas AE794BA, año 2011. Los delincuentes que llegaron en un Ford Focus, huyeron en ambos carros hacia Antímano, donde hubo una persecución policial.
El director de la PNB, comisario Luis Karabin, dijo que comisiones que hacían patrullaje relacionado con el Plan Patria Segura, lograron percatarse de la situación de secuestro y fueron tras los plagiarios.
En Antímano resultó abatido uno de los implicados. El sujeto, que no portaba documentos de identidad, tenía una pistola Taurus calibre .9 milímetros con la que se batió a tiros con los uniformados. El resto de la banda huyó hacia la carretera Mamera-El Junquito, donde dejaron a las víctimas abandonadas dentro del carro Fiesta Power gris y se internaron en la montaña.
Karabin explicó que en medio del despliegue se pidió el apoyo del grupo táctico y aéreo que realizaba sobrevuelo en busca de los secuestradores, cuando lamentablemente se produjo la tragedia.
Los secuestrados son ingenieros de maniobras para redes eléctricas de Corpoelec a nivel nacional y estaban asignados a la sede de El Marqués.
El director del Cicpc, comisario general José Sierralta, quien también acudió al sitio del siniestro, junto al subdirector comisario Douglas Rico, indicó que “a primera vista por máxima experiencia y por lógica, aparentemente se trata de un error humano. En este caso se están realizando las experticias para determinar si se trata de esta hipótesis”.
Sierralta manifestó que todo un equipo técnico y científico había sido desplegado a fin de iniciar las averiguaciones para determinar las causas del accidente que cobró cinco vidas.