Han transcurrido tres años desde que unas 300 familias fueron reubicadas al refugio Núcleo Endógeno Fabricio Ojeda, ubicado en Catia de la parroquia Sucre, y según afirman, les ha tocado vivir con miseria, engaños y falsas ilusiones, dado que los llamado padrinos impuestos por el Gobierno, “no existen y mucho menos se ocupan de nuestras necesidades”.
Así lo expresó una de las damnificadas María González, quien explicó que viven en condiciones caóticas, sobre todo en la alimentación, “además de ser insuficiente para la cantidad de familias que aquí se albergan, en algunas ocasiones ha llegado con gusanos y en estado de descomposición, por lo que muchos se han visto obligados a comprar su propia comida en la calle”.
Agregó que a estas calamidades se le suman los daños estructurales que presenta el albergue, las filtraciones, grietas y el olor a humedad. Ante esas situaciones, señalan que los dominan sentimientos de frustración e incomodidad, al no ver el día que puedan vivir dignamente.
Hacinamiento
“Queremos que nos saquen de este de este lugar, por más alimentos y atenciones que nos estén dando, en estos refugios lo primero que se pierde es la intimidad de las personas y eso nos tiene mal”.
Así lo dijo, Daira Ortiz damnificada, quien explicó que mientras el Gobierno no termina de construir sus casas, la desesperación se apodera de las familias que viven en los albergues.
Agregó que a ellos no les importa el haber perdido la casa con todos sus enseres porque eso tiene solución, pero que no sabe cómo superar la falta de privacidad y la multitud de personas que habitan en un cubículo. Por ejemplo, en una habitación que cuenta con tres literas duermen 10 personas, “que en muchos casos una cama a veces duermen tres niños”.
Burlados
Ortiz expresó su inconformidad por el padrino del albergue Freddy Rojas- funcionario de PDVSA-, quien “sólo promete y no cumple”, puesto desde el año pasado se escucha decir que serán adjudicados al urbanismo que se levanta en la Av. Bolívar, cuando aún la obra no tiene ni el 30% de avance, incluso, están siendo asignados a trabajadores de la administración pública, “excluyéndonos por completo de ese beneficio”.
Resaltó que “lo más descarado” de este funcionario, es que trata de “envolvernos con su estrategia populista a fin de marear a la gente un año más, repitiendo la misma historia desde el 2010”, creando falsas ilusiones, con el fin de aliviar la pobreza, llenar de esperanzas a los refugiados y hacerle creer que pronto les dará casa, ignorando por completo las quejas que expresan.
En firme lucha
“Apoyamos a este Gobierno También le pido a todos los damnificados, que no se dejen engañar, manipular con el mismo cuento de siempre que el año que vienen les darán casas, todo se queda en maqueta, es momento de exigir en sana paz por nuestras viviendas, por que constitucionalmente nos toca por derecho”.
Así lo dijo Daira Ortiz, quien resaltó desde la llegada del colectivo revolucionario Waraira Repano al albergue, se han cumplido las normas de convivencia, a pesar que para muchos sean limitaciones para vivir en un lugar donde lo custodien, “pero ellos garantizan la seguridad”.
“Ya basta de engaños”
Daira Ortiz, refugiada
“Ya basta de engaños y falsas promesas queremos soluciones”.
Yoneida Contreras, albergada
“Estamos cansados de vivir en estas condiciones, queremos adjudicación”.
Gabriela Montes, damnificada
“Queremos que nos saquen de ese lugar que desmejora nuestra calidad de vida”
Mairy Chourio
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Fotógrafo: Jaime Manrique