“Se encendió el ventilador” es una escatológica expresión del argot político que metaforiza un acontecimiento destinado a hacer públicas miserias y bajezas de algún sector del poder. Y el ventilador fue lo que se encendió el pasado lunes en Venezuela, tras la revelación de una grabación por parte del diputado Ismael García.
El objeto de esta grabación fue Mario Silva, tristemente célebre personaje de nula moral e inaceptable vocabulario, erigido en vocero oficial de un gobierno que tiene mucho trabajo sucio por hacer, entronizado en el canal de todos los venezolanos y gracias al dinero de todos los venezolanos para difamar, calumniar, amenazar y ofender a toda voz disidente, como bien corresponde en los regímenes que se sitúan en las antípodas de la democracia.
Con la polémica grabación queda retratado que el sórdido personaje tenía sus pezuñas bien clavadas en los intestinos de la revolución. Conoce bien por dentro las cloacas por las cuales drena todo lo sucio del poder y convierte en certezas los rumores y suposiciones que desde hace rato corren por este inquieto país.
Quizá lo más grave de estas revelaciones, sea la comprobación, una vez más, de que la injerencia de la dictadura cubana en la administración pública venezolana es cierta y desde hace rato pasó los niveles de lo tolerable, simplemente porque jamás ha debido suceder.
La acción de Silva nos deja ver que, en la ahora confirmada lucha entre facciones que late en el gobierno, es clave intentar ganar el favor del régimen de La Habana, del cual se obtiene la estrategia y el visto bueno para seguir adelante.
El patético episodio, que sería mejor olvidar pero es imprescindible recordar, nos deja claro un símil entre el elenco político que se aferra al poder y el Imperio romano. Entre la corrupción y la decadencia, se desmoronó aquel y tiembla este.
Como quien dice, el que calla otorga. Silva hizo mutis y –por ahora- nos liberamos del vergonzoso showman de Venezolana de Televisión. La urgida desaparición de la escena pública del hombre de nauseabundo vocabulario a la medianoche, no es más que la confirmación de todo lo que se dice en la infortunada grabación.
Que el oficialismo está fracturado en varios toletes, no es secreto para nadie, ni es información nueva; como tampoco lo es el hecho de que era el fallecido caudillo de Sabaneta el único capaz de mantener a raya esos apetitos de poder.
Aquí nunca hubo revolución, sino la rebatiña de un botín de petrodólares de espaldas a las necesidades del país. La amoralidad y la ausencia de la más elemental ética que ha servido para arremeter contra la oposición democrática, ahora sirve para que se ataquen entre ellos mismos con igual falta de escrúpulos.
El régimen tiene el sol a sus espaldas y su nave hace aguas. Entre silencios y misterios las verdades salen a flote. Y apenas comienzan.
Coordinador nacional de Independientes por el Progreso
Noel Alvarez
Twitter: @alvareznv