El chavismo se prepara para la nueva bomba mediática, que hará explosión en los próximos días, cuando todavía no se ha recuperado del primer golpe. Y lo hace al viejo estilo de Hugo Chávez: apretando las filas y atacando a la oposición.
«Hay un segundo audio que se dará a conocer», insistió el diputado opositor Andrés Velásquez, que no precisó la fecha. La nueva grabación, que también tiene al periodista Mario Silva como principal protagonista, espera una decisión política para ser lanzada.
En el mundillo político de Caracas se destaca que su contenido es aún más «fuerte» que el de la primera y que incide sobre un tema nuevo, la muerte del presidente, además de repetir otros escándalos ya expuestos.
La primera bomba, el «Silvagate», estalló el lunes con el informe de Mario Silva, el periodista favorito de Chávez, que fuera fundamental en la estrategia mediática del fallecido presidente. El «periodismo necesario», como lo bautizó el «comandante supremo».
Diputados de la oposición presentaron ayer en la fiscalía la denuncia por las informaciones vertidas en la grabación, ante la presunta comisión de varios delitos (empezando por la presunta «traición a la patria» de Silva, que rendía información al jefe del contraespionaje cubano, y siguiendo por la portación de armas, que habrían sido entregadas por el ministro de Defensa). El periodista, que abandonó su programa «por motivos de salud», se ufanó además de haber dado «pim pum» a dos personas.
La reacción fue inmediata: la fiscal Luisa Ortega informó a través de su Twitter que había ordenado «que se inicie la investigación por la presunta grabación de Mario Silva».
«Escuchen eso [el audio]. Se prendió el ventilador», dijo Henrique Capriles a los simpatizantes de la revolución. «La crisis económica está acompañada de una profunda crisis ética y moral», añadió el líder opositor.
Tras los insultos de Maduro contra Ismael García («basura») y de Diosdado Cabello («algo putrefacto, rodeado de moscas»), la encargada de atacar al diputado con amenaza velada fue la ministra radical Iris Varela: «La oposición es capaz de atentar contra la vida de ese insidioso».
Maduro y Cabello escenificaron la unidad de la «patria inexpugnable» con un abrazo más estrecho que la palmada del lunes. «Gracias, compañero presidente», respondió el titular de la Asamblea antes de insistir en que todo el ejército «está unido alrededor de un proyecto revolucionario» y desmentir que estuviese detrás de una conspiración militar, tal y como advirtió Silva al jefe de los espías cubanos.
La «hermandad» con Cuba tampoco faltó en el acto militar celebrado en la base aeronaval de La Orchila. Fueron técnicos del ejército de Castro los que ayudaron a restaurar este misil, comprado en los 70. «Un sueño del comandante Chávez… para aumentar las capacidades defensivas de nuestros mares y nuestras tierras», sentenció Maduro.
Daniel Lozano /La Nación de Argentina