El más radical de los radicales, aquel que desde su programa parecía tener inmunidad para insultar, difamar y hasta mandar a la cárcel a opositores fue víctima de su propia lengua. Como dice el refrán popular “la lengua es el castigo del cuerpo” y la de Mario Silva lo enterró solito, al revelarse la rendición de cuentas que hizo el conductor de “La Hojilla” a los cubanos, donde no se guardó groserías y descalificaciones contra su propia gente. El filo de La Hojilla quedó amellado, porque se metió con las dos mafias más influyentes del poder político venezolano: Los vampiros y los enchufados.
La radiografía que reveló el propio Mario Silva del chavismo deja desnuda la red de poder y corrupción que han tejido durante estos 15 años. No estamos diciendo que el conductor de “La Hojilla” sea un paladín de la verdad, pero a diferencia del veneno que soltaba todas las noches en su programa, está vez hablaba de sus camaradas, esos que parecía defender a muerte en la pantalla de VTV. No dejó tronco en pie, solo cincuenta minutos le bastaron para acabar con todos los años de adulancia pública.
¿Es nuevo lo que dijo? No, pero confirmamos la profunda crisis moral que sufren las instituciones del Estado, también confirmamos quiénes son los que verdaderamente mueven los hilos de la marioneta en Venezuela y no son otros que los hermanos Castro. A ellos se les informa todo, no se cambia una sola pieza del ajedrez sin consultarles.
Ahora el país ha conocido de boca de ellos mismos lo que se escode detrás de esos abrazos y sonrisas que se dan delante de las cámaras: una encarnizada lucha por el poder. Esa lucha es la que le preocupa a los cubanos, por eso ese era el tema central en la conversación de Mario Silva con el G2. A Los Castro le interesa seguir teniendo en Miraflores a una persona fácil de manipular, cuya ambición no supere la de ellos.
Sabemos que estamos en manos de dos bandos enfrentados por dinero y privilegios, que tienen que caerse a besos en público o lo pierden todo, pero que al final una parte buscará imponerse sobre otra, olvidándose que ambas son una minoría cada vez más pírrica.
Veamos cada bando o banda, como usted prefiera identificarlos, en detalle. Los Vampiros son quienes en teoría tienen el poder formal, también cuentan con la bendición de Los Castro y controlan los medios de comunicación del Estado. Llamados así porque han desangrado las arcas públicas según las propias palabras de Mario Silva.
En el otro lado del pozo, porque aunque enfrentados, son caimanes del mismo pozo, se encuentran Los Enchufados. Grupo poderosísimo que maneja gran parte de la chequera del Estado y tiene las armas, es decir, en términos reales tienen más poder que los vampiros, pero menos que los cubanos. Son el dolor de cabeza de Los Castro, no porque sean patriotas y se nieguen a la dominación comunista, sino porque el pupilo de Fidel siempre ha sido otro. El jefe de los enchufados es un personaje siniestro, que aguarda para darle la estocada final a su enemigo con una sonrisa en su rostro.
Vampiros contra Enchufados, una guerra silenciosa que se corroe las bases de la “revolución” a paso acelerado. Pero no dudamos que tiene que llegar el momento donde las mafias abandonen el poder y avancemos a un país donde nuestra independencia no sea tutelada por un gobierno extranjero. Estemos pendientes a los próximos días, lo que viene es más grave, pero servirá para que miles sigan abriendo los ojos que una vez el fanatismo cerró. Sus propias olas siguen derrumbando el castillo de arena.
Brian Fincheltub
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