Gordon Stewart Northcott era un chico con perturbaciones mentales y sexuales graves. Su madre lo sabía y sin embargo, poco hacía al respecto, pues más que orientarlo, se dedicaba a complacerlo, lo cual tuvo graves consecuencias para muchos.
Sarah Louisa Northcott dio a luz a Gordon en Saskatchewan, Canadá, en 1908. Desde 1926, los Northcott se mudaron a un rancho en Wineville, California y al poco tiempo Gordon comenzó a mantener contacto con un sobrino, Sanford Westley Clark, de 16 años, a quien invitó a pasar un tiempo con él y su madre en el rancho para trabajar. Sandford aceptó a la oferta y se mudó con ellos en 1928.
Northcott recibió a su sobrino y le mostró el rancho en donde tendría que trabajar, pero lo que Sanford ignoraba, era que Gordon se sentía atraído por él y al poco tiempo comenzó a hostigarlo sexualmente. Días después, el chico se había convertido en el esclavo sexual de Gordon, quien lo violaba y golpeaba constantemente.
Orgia criminal
Gordon comenzó a violar a otros chicos. Solía invitar a menores desconocidos a su rancho, con la excusa de que montaran caballo o trabajaran el día y una vez que caían en su trampa, los violaba y dejaba que se marcharan.
Por ignorancia o vergüenza, ninguno de los chicos lo delató, pero Gordon comprendió que su actuar era demasiado arriesgado, así que decidió que raptar a los niños por tiempo indefinido era mucho mejor que dejarlos ir. Con la ayuda de Sandford (quien debía obedecerlo o recibir una paliza), comenzó a atraer a muchachos jóvenes que encerraba en el gallinero para violarlos y golpearlos. Llegó a mantener cautivos hasta 12 chicos al mismo tiempo.
Cuando Sarah Northcott descubrió lo que hacía su hijo, lo reprendió porque eran chicos del vecindario que lo podrían reconocer y acusar si los dejaba libres. Había uno, en especial, que conocía Gordon y representaba el mayor riesgo, Walter Collins de nueve años. Instigado por su madre, Gordon tomó la decisión de deshacerse de Walter.
Primer asesinato
El cruel plan se llevó a cabo. Standford se vio obligado a golpear la cabeza del pequeño, con la parte trasera de un hacha. Llorando y sin fuerzas, partió el cráneo de Walter Collins sobre un tronco, pero a pesar de los golpes, el chico seguía vivo. Gordon tuvo que intervenir: lo remató con unos cuantos golpes de hacha y se deshizo del cadáver.
Al mismo tiempo que la orgía criminal de los Northcott se encontraba en su apogeo, la desaparición de Walter Collins era noticia nacional. Su desesperada madre, Christine Collins, lo llevaba buscando durante casi cinco meses y su gran insistencia habían conmovido a la nación.
Las críticas empezaron a aplastar a la policía de Los Angeles, quienes estaban llevando la investigación de forma vergonzosa y en octubre de 1928, la señora Collins recibió la noticia de que su hijo estaba vivo y el Departamento de Policía de los Angeles se lo iba a entregar.
Se organizó una enorme conferencia de prensa, con el fin de demostrar que la policía había resuelto el caso. Sin embargo, Christine Collins dijo que ese no era su hijo, pero la forzaron a llevárselo. Christine volvió a la policía, alegando que el chico que le habían entregado era Arthur Jacob Hutchins Jr. y estaba siendo parte de un descarado montaje para salvar el pellejo del Departamento de Policía de los Angeles.
Ante los alegatos de Collins, las autoridades decidieron silenciarla, enviándola a un manicomio. La farsa duró poco, pues Arthur terminó por reconocer que Christine Collins no era su madre y que todo lo había hecho para llegar a Hollywood y emprender una carrera como actor. Diez días más tarde, Christine fue dejada en libertad.
Más casos
Mientras este incidente terminaba de hundir a la policía, varios reportes de niños extraviados eran opacados por el “Caso Collins”. El llamado de una muchacha, alertando acerca del temor de que su pequeño hermano, Sandford, estuviese siendo maltratado por su tío, en un rancho de Wineville, movilizó a las autoridades hasta el gallinero de Gordon.
Cuando la policía se acercaba, Gordon y su madre huyeron hacía Canadá. Sandford contó todo lo que sabía y aseguró haber sido testigo de los asesinatos perpetrados por Gordon. Los cadáveres, o lo que quedaba de ellos, comenzaron a aparecer en el gallinero, hasta que se pudieron certificar tres cuerpos humanos.
Finalmente, Gordon y Sarah Northcott, son delatados por uno de sus familiares, en Canadá y extraditados a Estados Unidos. Durante el juicio, sólo se pudo culpar a los Northcott del asesinato de los hermanos Winslow, de 10 y 13 años y el de un muchacho mexicano. De Walter Collins, sólo se encontraron sus zapatos.
Gordon daba confesiones incoherentes y su madre aceptaba su responsabilidad como instigadora. Aseguró no ser la verdadera madre de Gordon, sino que su abuela. El jurado se mostró asqueado ante los detalles de los crímenes y pidió la pena de muerte para ambos. Sandford fue sentenciado a cinco años en un reformatorio y liberado al poco tiempo.
Sarah Northcott fue sentenciada a muerte, pero se le conmutó la pena por ser una mujer mayor. Se le condenó a prisión, de la cual salió en 1944 y falleció doce años después. Gordon Northcott, tenía 20 años cuando fue sentenciado a muerte por violación, rapto y asesinato. El 02 de octubre de 1930, un tembloroso Gordon Northcott fue llevado hasta la horca, en donde gritó a los presentes que, por favor, rezaran por él.
Drama en el cine
Lejos de lucir arrepentido, Gordon Northcott se dedicó a contradecirse, una y otra vez, en cuanto a su responsabilidad en aquellos horrendos crímenes. Su credibilidad era completamente nula y aunque Christine Collins se entrevistó con él para saber si realmente había asesinado a su hijo, este lo negó. Esta historia es retratada en la película del 2008, Changeling, dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Angelina Jolie y John Malkovitch
Edda Pujadas
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