Aproximadamente, 4 de cada 10 estadounidenses son afectados directamente por el embargo de capitales (recortes de presupuesto) decretado por Washington, con la finalidad de balancear el presupuesto federal de la nación.
Con la medida quedan congelados 85 mil millones de dólares, lo cual redundará en la eliminación de 750.000 puestos de trabajo y una ralentización en la expansión industrial de 0,6% para finales de 2013.
Otra consecuencia directa que afecta al ciudadano común estadounidense es la reducción de auxilios monetarios de casi cuatro millones de desocupados, mientras que la reducción en pagos estatales a hospitales y doctores podría alcanzar los 10 mil millones de dólares.
Aprobado, desde hace tres años, por la administración del presidente Barack Obama y el Partido Republicano el recorte fue defendido ante la necesidad de contrarrestar el déficit fiscal en las arcas federales.
En ese sentido, el Pentágono informó el pasado 14 de mayo que en los próximos meses unos 800.000 empleados civiles serán puestos en permiso de ausencia por al menos 11 días, tras los cuales no devengarán sus respectivos sueldos.