Los Spurs de San Antonio impusieron su determinación a la hora del cierre. Un inmenso Tony Parker le dio una clase de básket a LeBron James y compañía
No podía haberlas. San Antonio ganó el primero por su mayor orden, por su mejor manejo en momentos culminantes. Precisamente lo que se considera una de sus ventajas. También porque sus ases Toni Parker y Tim Duncan estuvieron en muy buen tono y el respaldo de hombres como Leonard y Green llegó en el instante preciso. Aparte de que, como dicen algunos en medio de la frustración, de su lado estuvo también la suerte. Que, por lo demás, siempre suele colocarse junto a los triunfadores.
Superados por poco en las cifras, los Spurs estuvieron siempre a la caza. Y nunca se desesperaron a pesar de que, cuando se acercaban, los Heat siempre se las arreglaban para volver a tomar distancia. Pequeña, pero suficiente, al parecer. Hasta que, a falta de 7 minutos para concluir, Leonard les puso arriba 79-78. No aflojaron más la delantera, y cuando el cuarto triple de Green marcó el 88-81, el partido estaba virtualmente decidido.
Claro que el doble de Parker a 5 segundos del final -que puso las cifras definitivas- fue la puntilla. Y allí puede alergarse lo de suerte. Como en el de Duncan para reducir a 3 la desventaja cerrando en la primera mitad, con una jugada hecha en apenas 8 décimas. Pero allí cuenta también la determinación, esa confianza en la propia capacidad, precisamente lo que hace de San Antonio un equipo muy difícil de superar.
LeBron James hablaba ayer de «ajustes», pensando en el segundo partido, que se jugará mañana. Porque los suyos aventajaron -por muy poco- en tiros de cancha y en triples, aunque estuvieron por debajo en libres. Y dieron más asistencias. Pero duplicaron las pelotas perdidas (8 por 4), cifras que hablan bien de la forma como cada equipo cuidó sus posesiones, solo que la mitad de los Heat fueron en el último cuarto. Es decir, a la hora «de cobrar».
Eso habla de la seguridad en los momentos culminantes. Porque también Miami tomó más rebotes, 46 por 37 (9 ofensivos, por 6) y capitalizó 9 rompimientos (por 4), pero San Antonio anotó 40 puntos en la pintura, por 36. Y cuando llegaron los minutos finales, mientras este matenía la fluidez de su juego, del otro lado -donde la conducción no es suficientemente estable- había instantas de duda, trabas en el desarrollo del ataque. Lo que, de paso, habla con elocuencia de una defensa que cumplió el cuarto final permitiendo solo 16 puntos. Y que arriesgó con buen sentido dando cierto margen -por ejemplo- al último tiro largo de Bosh (podía poner a Miami por 1), reforzando la marcación adentro. Falló, como era más probable que si el balón iba a la zona interior.
Parker fue la gran figura del partido. Por su control de las acciones, por sus 21 puntos y 6 asistencias, el canasto final y en particular por su habilidad para crear juego (hay asistencias que se le escapan por no dar el pase final, pero es él quien genera la situación) y por moverse tanto con la pelota en 39:52 minutos sin perder una sola posesión. Duncan, con 20 y 14 rebotes, fue otra individualidad destacada, como Green por sus triples y Leonard (10), autor de un muy buen trabajo defensivo.
Colectivamente, los Spurs impusieron su defensa, que se ajustó muy bien y provocó fallas y tiros forzados, mientras la ofensiva tenía momentos estelares en el manejo. Con 7 hombres asorviendo la mayor parte del tiempo, Popovich -que dio otra clase desde la banca- rotó a 10, con Splitter aportando mucho bajo los aros y Ginóbili (13) incidiendo en momentos puntuales.
Miami, que corrió, defendió y quiso jugar ordenado, careció al final de claridad para el manejo y por allí se les fue el partido. Para vencer a San Antonio tiene que lanzar mejor del 43% que consiguió (¿más minutos para Allen?), moviendo más eficientemente el balón y que sus tiradores externos afinen. El triple-doble de LeBron (18-18-10) avala su actuación, pero el resto necesita hacerse sentir más porque el astro es, precisamente, el objetivo principal de la defensa. Wade marcó 17 (7 de 15) y Bosh 13, pero solo coló 6 de 16 y tuvo en sus manos importantes posesiones. Allen agregó 13.
Mañana los Heat irán por la revancha. Pero necesitan esos ajustes en su ofensiva y, además, ganar con claridad para reforzar una confianza que conduzca a mayor seguridad en el desempeño cuando llegan los minutos «calientes». De lo contrario «eso se hinchará» ante un rival que volvió a ser maestro a la hora «del clutch».
Armando Naranjo
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