Aquella frase mágica de que el amor lo puede todo es un mito. Lastimosamente, las diferencias afectan drásticamente las relaciones de pareja. No obstante, existen algunos desbalances que son más fuertes que otros y los más complejos parecen ser los intelectuales y culturales. En cambio, en general, las discrepancias físicas y las económicas parecen ser más llevaderas.
Igualmente, en la vida cotidiana, en la convivencia, las diferencias pueden hacerse más notorias y aumentar la fricción. A esto se suma que cada pareja es única así que podrá idearse sus propios mecanismos para solventar problemas y salir fortalecida de los desencuentros mientras llegan a acuerdos que los beneficien a ambos por igual para demostrar que más que el amor se mantienen unidos porque tienen buena comunicación.
1. Diferencias intelectuales
Parece que las diferencias económicas o físicas afectan menos que las diferencias intelectuales. El desbalance en los niveles de formación y educación de los miembros de la relación de pareja puede convertirse en un problema serio, debido a que cuando existen diferencias significativas en el aspecto intelectual no se da una buena comunicación y esto influye drásticamente en la unión.
A pesar de lo anterior, todo dependerá de cómo funcionen los demás aspectos de la pareja como la actividad económica, cuánto aporta cada uno al hogar y si lo hacen de manera equitativa; y cómo invierten el tiempo libre, o si disfrutan haciendo los dos las mismas actividades, o por el contrario a uno le agrada hacer algo que el otro para nada disfruta.
Por consiguiente, si los dos tienen más o menos el mismo nivel intelectual todo apunta a que la relación funcionará. Sin embargo, a la intelectualidad, se le suman otros elementos como el grado de compromiso, las metas compartidas; cuánto aporta cada uno al hogar y si ese aporte es equitativo; y cuánto comparten, las actividades que realizan juntos.
Por otro lado, los problemas se presentan cuando aparte de las diferencias intelectuales se agregan otras como las diferencias de gustos, ideologías políticas distintas y formas también diferentes de concebir la realidad.
2. Diferencias culturales
Como, en el presente, debido a las telecomunicaciones, por ejemplo, la distancia no representa un obstáculo en las relaciones de pareja, se pueden dar uniones en que los miembros tengan diferentes culturas, raza o religiones. En particular, las diferencias culturales se dan cuando los miembros de la relación son de distintos países y por ende esto provoca diferencias en escala de valores, educación y estilo de vida.
Asimismo, como cada país tiene sus costumbres, pueden existir ocasiones en que las tradiciones estén muy arraigadas. Entonces, ahí surgen inconvenientes que no se resuelven fácilmente sobre todo cuando esas diferencias son tan drásticas que afectan la ideología del otro, por ejemplo, para un musulmán es normal tener más de una esposa mientras que para una católica la fidelidad es necesaria para mantener el vínculo. No obstante, a veces, las diferencias culturales se convierten en un estímulo en vez de ser consideradas un obstáculo para la relación a pesar de que estos desniveles se hagan presentes en aspectos como la sexualidad, el futuro de los descendientes y hasta en el trabajo, una vez que el rol de la mujer se reduzca a las labores del hogar, por ejemplo.
Finalmente, cuando existe amor se debe aprender a tolerar los hábitos y costumbres que los diferencian porque en el momento en que uno quiere imponerse sobre el otro aparecen los conflictos que pueden acabar definitivamente con la relación.
3. Diferencias religiosas
Las diferencias culturales están muy vinculadas a las religiosas que pueden ser las más conflictivas cuando, por ejemplo, existe falta de respeto e intolerancia hacia el culto que profesa el otro.
A lo anterior se suma a que, en esencia, las religiones profesan lo mismo, como bondad, justicia, amor a los demás, pero si son diferentes pueden haber conflictos cuando se tocan aspectos como la crianza de los niños, tal es el caso de que un padre católico al que le costará mucho más ponerse de acuerdo con una madre musulmana sobre el cuidado de los hijos.
A pesar de lo anterior, todo se resume en los niveles de tolerancia y comprensión para llegar a negociaciones que permiten disminuir la distancia cuando se trata de diferencias religiosas. Y por eso es que parejas de miembros que profesan religiones diferentes han funcionado haciendo de esas diferencias un aspecto no demasiado relevante, pero como siempre toda pareja es única tiene sus propios mecanismos para resolver conflictos y desavenencias
4. Otras diferencias
del cajón del sastre
Existen otras diferencias que afectan la relación de pareja como las diferencias de carácter, el cual se forma de acuerdo a la manera en que cada uno ha aprendido a reaccionar y comportarse a lo largo de toda su vida. De ahí que el carácter tenga bastante que ver con la manera de resolver conflictos.
Otra diferencia que puede afectar a la pareja es la edad. No obstante, cuando cada quien tiene claro qué siente y qué espera del otro, la edad no afecta tanto. Además, dependiendo de la edad en la que comienzan el romance como el número de años que se llevan, puede hacer la relación más complicada. A esto se suma un elemento que habrá que manejar bastante bien como la aceptación de los familiares y de los amigos de la pareja. Y el que la mujer sea mayor que el hombre puede hacer las cosas más difíciles que la fémina sea mucho menor que el varón.
¿Cuán diferente
es tu pareja de ti?
Cuando la diferencia es de tipo intelectual parece más difícil de superar que otros desbalances. No obstante, hay parejas que saben manejar esta situación de modo que no les afecte drásticamente en la relación.
Otra diferencia que puede convertirse en un problema es la religiosa, sobre todo cuando se trata de la crianza de los hijos, pero no es imposible de superar gracias al respeto y la tolerancia
Isabel Rivero De Armas