El gran legado que nos dejó El Libertador, Simón Bolívar, padre de la patria, está plenamente contenido en su moribundo proclama el 10 de diciembre de 1830 en la Hacienda San Pedro Alejandrino, Santa Marta (Magdalena ), hoy República de Colombia.
Bolívar enfermo llegó al puerto de Santa Marta a esperar un buque para viajar a Europa, pero al agravarse su enfermedad, un gentil español Joaquín de Mier y Benítez, le ofreció su hacienda para que al recuperase y pudiera viajar. Se le solicitó al médico francés Alejandro Próspero Reverend que lo atendiera permanentemente, lo cual hizo sin cobrar un centavo. Bolívar no estuvo solo, estaban presentes varios amigos y no murió en la indigencia con camisa ajena. Sus ropas estaban en los baúles que llevaba para Europa pero las circunstancias inmediatas, ya fallecido, el médico Reverand le proporcionó una camisa limpia. Acompañado de su más cercano amigo Mariano Montilla, su mayordomo José Palacios y un Notario, dictó su última proclama, que indiscutiblemente es su gran legado: Colombianos… yo los perdono… si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.
La historia debe atenerse al momento en que ocurrieron los hechos, sean buenos o sean malos y el historiador es un cronista fundado en la realidad y no prisionero de patrioterismo, sin endiosamientos o por intereses políticos-partidistas como se ha realizado con la llamada revolución bolivariana.
Simón Bolívar, no es el doctrinario de esa ideología política y menos del socialismo marxista. Simón Bolívar, es Simón Bolívar, con sus virtudes, honores, respeto, desaciertos y errores. Libertador de todos los venezolanos.
No cabe duda, que 1830 fue un gran laberinto para Bolívar. La Constitución de Bolivia en 1826, que propuso, causó desestabilización política en la Gran Colombia. El Presidente sería vitalicio con facultad para designar su sucesor, era inaceptable. Venezuela, un Departamento de la Gran Colombia, capital Bogotá y las relaciones entre Páez y Santander nunca fueron buenas. Bolívar, interpretó la indignación y el rechazo contra sus ideas, proclamando “yo los perdono”, y por supuesto, se perdonó él mismo.
Se ha abusado de Bolívar fomentando un proceso de revolución permanente marxista con la denominación de socialismo bolivariano y resucitando el infeliz legado de Zapata “Oligarcas templad, viva la libertad”. Bolívar, nació oligarca y murió oligarca, declarando en su testamento la pertenencia de sus bienes, en especial las minas de Aroa. Su clase social, no le impidió ser El Libertador.
El legado: “No volverán…oligarcas, apátridas. Patria, socialismo y muerte. Hasta la Victoria socialista-marxista”, como se confesó el Presidente Chávez, es contrario al legado del padre de la Patria “…y yo bajaré tranquilo al sepulcro”.
Cesáreo José Espinal Vásquez
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