Un proyecto que busca crear «cucarachas cyborg» controladas por teléfono móvil será lanzado esta semana en una conferencia de tecnología, entretenimiento y diseño en la ciudad de Edimburgo
El tema de la conferencia, conocida como TEDGlobal y especializada en nuevas tecnologías, es «piensa de nuevo». Entre los ponentes se cuenta un monje y un «caballero-ladrón». Pero una de las tecnologías sobre la que hay más expectativa es la cucaracha robot, o «RoboRoach», invención del neurocientífico Greg Gage.
Su objetivo es didáctico. Pero no está exento de críticas.
Cómo funciona
El insecto cyborg se crea colocándole una especie de mochila con conexiones directas a las neuronas en sus antenas, que envían información al cerebro por la vía de impulsos eléctricos. Para «adaptar» la cucaracha, es sometida a una «corta cirugía bajo anestesia» -según palabras de Gage- con el objetivo de conectar los cables a las antenas. La mochila no tiene carácter permanente: se puede poner y quitar. Los movimientos de los insectos son controlados a través de determinados aparatos, como teléfonos móviles. Su fin es servir de herramientas de aprendizaje. Y el doctor Gage demostrará lo que la RoboRoach puede hacer en en el escenario de la TEDGlobal ayer. «No es sólo un truco, se trata de la misma técnica que se usa para tratar el mal de Parkinson y los implantes cocleares (implantes auditivos)», explica.
Para qué sirve
«El punto es crear una herramienta que permita aprender cómo trabaja el cerebro», sostiene el especialista. La compañía de Gage, Backyard Brains, es una start-up de científicos e ingenieros que dicen tratar de cambiar la manera en que se enseña la disciplina de la neurociencia. Los equipos -que comprenden las mochilas, baterías, electrodos y cucarachas – están destinados principalmente a escuelas secundarias. Según Gage, están diseñados para que los maestros demuestren la forma en que funciona el cerebro del insecto con la ayuda de la tecnología. «Se trata de una manera de entender las propiedades de las neuronas y de aplicar pensamiento crítico a la forma en que trabajan», precisa.
Según la página web de Backyard Brain, el kit»permite a todos convertirse en neurocientíficos». «Proveemos equipos de experimentos de neurociencia a precios razonables para que estudiantes de todas las edades aprendan sobre electrofisiología. Todos, desde niños de primaria hasta estudiantes universitarios pueden experimentar con herramientas similares a las que usan los neurocientíficos en todo el mundo», agrega.
De acuerdo con los especialistas, grupos de jóvenes ya han hecho interesantes descubrimientos. Estudiantes de escuela secundaria en Nueva York, por ejemplo, descubrieron que la tasa de respuesta o adaptación al estímulo de las cucarachas puede hacerse más lenta si se activa en forma aleatoria.
«Una de cada cinco personas desarrollarán un desorden neurológico en sus vidas, y frecuentemente no hay cura para ellos. Es importante interesar a los niños en la neurociencia», alega.
Backyard Brains espera captar fondos por el orden de los US$10.000 para desarrollar el hardware, que será fabricado en Michigan, Estados Unidos.
Críticas
El especialista aseguró que había pensando mucho acerca del aspecto ético de trabajar de esta manera, en términos del uso y tratamiento que se da a las cucarachas. «Estamos seguros de que no le inflinge dolor al insecto y que siguen tienen control de su voluntad, porque se adaptan muy rápido e ignoran el estímulo», señala. Sin embargo, la Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los animales del Reino Unido (RSPCA por sus siglas en inglés), manifestó preocupación. «Creemos que no es apropiado animar a los niños a desmantelar y deconstruir insectos», señaló un portavoz.
«El hecho de un neurocientífico esté ‘muy seguro’ de que no inflinge dolor, francamente no es suficiente», indicó.
«Hay muchos estudios fascinantes que involucran insectos que pueden ayudar a los niños a aprender, que no implican dañar deliberadamente a los animales», añadió.
Agencias