Washington y Bruselas esperan que una liberalización del tráfico transatlántico sea el «paquete coyuntural más barato»
Directores como el español Pedro Almodóvar, el austriaco Michael Haneke o el estadounidense David Lynch son algunos de los nombres más conocidos del cine contemporáneo, y están enfadados. Suscribieron una petición contra un tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos. Lo denuncian como «una capitulación y un punto de ruptura». Hasta ahora la UE cuida su cultura audiovisual con subsidios y límites al comercio. Incluso la radio en Francia, como en Venezuela, tiene cuotas obligatorias para música extranjera. Los artistas temen que todo esto podría cambiar con el tratado. Muchos empresarios no comparten esas dudas. «No debemos esperar», dijo recientemente Thomas Donohue, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Tenemos millones de personas buscando trabajo, agregó. La crisis en los mercados laborales es uno de los argumentos principales de los partidarios del tratado. Estados Unidos y los países de la Unión Europea representan en conjunto casi la mitad del producto interno bruto mundial. Si las barreras se eliminan totalmente representaría lo máximo del libre comercio hasta el momento. Ambos lados podrían aumentar su PIB aproximadamente 0,5%, según un estudio de la Comisión Europea. De acuerdo con el informe, el tratado sería el «paquete coyuntural más barato que se puede imaginar». La Casa Blanca y la comisión ya dieron luz verde para las negociaciones, que deben empezar en verano y terminar dentro de dos años.
Es un plan bastante optimista porque los directores de cine no son los únicos con temores. Aunque Estados Unidos y la UE tienen la relación comercial más grande del mundo con un volumen de 6,5 billones de dólares, hay muchos obstáculos que han impedido un comercio completamente libre. Un ejemplo es la comida, que desde siempre ha sido una controversia entre estadounidenses y europeos. Los franceses están orgullosos de sus quesos hechos de leche cruda, pero muchos de ellos están prohibidos en Estados Unidos porque las autoridades tienen dudas sobre su higiene. La UE no permite la importación de muchos alimentos producidos en la nación norteamericana que han sido modificados genéticamente o con hormonas. Aunque unos y otros exigen comercio libre con otros países, están decididos a proteger algunos sectores como la agricultura. Será muy difícil encontrar un acuerdo en esta área y ya existe la intención de dejarlo de lado.
Temen por relaciones Las críticas se han centrado en que una cuota media de 4% en las transacciones entre la UE y Estados Unidos ya es baja. Además, una alianza bilateral sería otra prueba para el fracaso de la Ronda de Doha, que intentó una liberalización mediante la Organización Mundial del Comercio. También hay el temor de que un tratado pueda dañar las relaciones con países emergentes de Asia y América Latina, que tienen una importancia creciente para Estados Unidos y la Unión Europea. Los actores políticos insisten en que el tratado también es favorable para una liberalización mundial y no significa la exclusión de terceros. Reinhard Hönighaus, portavoz de la comisión, apunta que la UE también firmó convenios con Perú y Colombia el año pasado. «El acuerdo incluye una cláusula que permite el acceso de los otros miembros de la Comunidad Andina de Naciones si lo desean». Dado el tamaño del comercio entre Estados Unidos y la UE, una eliminación de las tarifas podría tener un efecto considerable, aunque las tasas ya están bajas. Aun más si se toma en cuenta que hasta 40% del comercio se hace a través de empresas que mueven componentes para la producción de un lado para otro y pagan tarifas cada vez que hacen una negociación. Incluso más importante podría ser la unificación de los estándares de producción. Mientras que ambas partes tienen altas exigencias, un vehículo o un alimento aprobado en la UE ahora necesita nueva aprobación en Estados Unidos y viceversa. Activistas denunciaron que las negociaciones y las reglas del ACTA no eran transparentes y temían la censura y fiscalización en Internet. Finalmente, el Parlamento Europeo lo rechazó con una importante mayoría. Esta vez la Comisión Europea quiere ser «lo más transparente posible». Karel de Gucht, comisario europeo de comercio, aseguró a la industria del cine que no pretende acabar con los subsidios y cuotas en países como Francia. También prometió que la UE va a continuar su propio fondo para películas europeos que distribuye más de 100 millones de euros por año. Fuentes en la comisión indicaron que por lo menos dos firmantes de la petición de protesta el austriaco Michael Haneke y el francés Michel Hazanavicius también recibieron dinero del fondo para películas que ganaron el Oscar el año pasado.
Una gran máquina
Cada día Estados Unidos y la Unión Europea intercambian productos y servicios por un valor de 2,7 millardos de dólares. Maquinaria y equipaje de transporte son los productos más importantes, seguido de sustancias químicas e insumos relacionados. Estados Unidos compra 17% de todos los productos y 25% de los servicios exportados por la Unión Europea. La UE recibe 11% de todos sus importes y 31% de los servicios privados importados desde la nación norteamericana. Un mayor que el comercio son las inversiones mutuas. Para finales de 2011 empresas estadounidenses invirtieron 2,3 billones de euros en la Unión Europea: la mitad de todas las inversiones en el extranjero y 20 veces más del total colocado en China. Empresas europeas invirtieron más de 1,8 billones de euros en Estados Unidos. Los países con las inversiones más grandes son Inglaterra, Países Bajos, Alemania y Francia.
Agencias