Balaceras en cárceles de Yare tienen en zozobra a familias de los reclusos

 Ayer fue ingresado a la morgue de Ocumare el cadáver de un reo

Las continúas balaceras que desde hace tres días se están registrando en las instalaciones de las cárceles de Yare I y II mantienen en zozobra a los familiares de los privados de libertad. Estas personas se han aglomerado en las afueras de los penales. Las autoridades del Ministerio del Poder Popular para Asuntos Penitenciarios y de la Guardia Nacional Bolivariana no han ofrecido una versión oficial de los hechos.
Pudimos conocer que a la morgue del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de los Valles del ingresó en la tarde de ayer el cadáver Gregorio José Martínez Lugo, de 22 años de edad. Murió al recibir un golpe con un objeto contundente en la región frontal derecha. Estaba procesado por el delito de tenencia y tráfico de sustancias psicotrópica. Su causa la llevaba el Tribunal Segundo en función de Control del Circuito Judicial de la región.  Ingresó a Yare II el 05-05-2011. Deja una niña de dos años de edad, huérfana. Antes de estar detenido vivía en la urbanización El Palmar en Santa Teresa del Tuy.
Los familiares del ahora muerto solicitaron que los paneles del país sean convertidos en centros de reeducación “para que los muchachos se regeneren y no terminen muertos”.
Denunciaron que hace seis semanas en medio de un hecho violento Martínez Lugo perdió uno de sus dedos. Responsabilizaron a efectivos de la Guardia Nacional de este hecho.
Es importante destacar que algunos presos se comunicaron vía telefónica con La Voz asegurando que en una zona boscosa del estadio de Yare II yacía el cuerpo sin vida de un recluso. Esta especie no fue confirmada por las autoridades. También se especuló que varios privados de libertad están heridos de bala.

Atemorizados

La crítica situación que se vive dentro de los penales mantiene en jaque a las familias que habitan en las cercanías de estos recintos. Muchas personas han abandonado sus casas y se han ido a las residencias de otros parientes por temor a ser víctimas de las balas perdidas que han penetrado a sus hogares. Los proyectiles han impactados en neveras, televisores, puertas, ventanas y paredes.

MIP-TUY / JCR

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