La agencia de calificación financiera Standard & Poor’s rebajó el lunes la nota de la deuda soberana de Venezuela de «B+» a «B», a raíz de los «desafíos más grandes» que enfrenta el país por la polarización política y el empeoramiento de las condiciones económicas.
«La polarización política y desafíos internos en el gobierno venezolano amenazan con debilitar la implementación de políticas económicas en un momento de empeoramiento de las condiciones económicas con desaceleración del crecimiento, aumento de la inflación y más presiones de liquidez externa», indicó S&P en un comunicado, para fundamentar su decisión.
Como consecuencia de esto, la agencia de calificación decidió «bajar el rating crediticio de Venezuela a largo plazo en moneda extranjera y local a ‘B’ en lugar de ‘B+'».
Según S&P, las dificultades políticas que atraviesa el país «se suman al ya alto nivel de imprevisibilidad que caracteriza la estrategia de la política económica de Venezuela, que afecta la nota de crédito de la deuda soberana».
Venezuela no ha resuelto aún la crisis política tras las elecciones del 14 de abril, en la que el ahora presidente Nicolás Maduro ganó por una diferencia de 1,49% de los votos al opositor Henrique Capriles, quien impugnó el resultado ante los tribunales.
En tanto, del lado económico, el PIB del país creció solo 0,7% interanual en el primer trimestre de 2013, lo que implica un fuerte descenso respecto al mismo periodo de 2012, cuando la economía se expandió un 5,9%, según cifras dadas a principios de junio por el Banco Central (BCV).
La inflación acumuló en los primeros cinco meses del año 19,4%, frente a un objetivo oficial de entre 14% y 16% para 2013. Para Standard & Poor’s, la inflación podría llegar al 40% anual este año.
Según el analista crediticio de S&P, Sebastián Briozzo, «la creciente incertidumbre política podría minar la gobernalidad» del país, mientras se observan «desacuerdos políticos en aumento en la administración».
En agosto de 2011, S&P había recortado la nota de la deuda de Venezuela de «BB-» a «B+», a raíz de un cambio en su metodología de medición del riesgo que tomaba más en cuenta la situación política del país.
A pesar de este nuevo recorte, la agencia indicó que «las vastas reservas de petróleo y gas del país, la carga relativamente liviana de deuda estatal y la posición de sus activos netos en el exterior continúan sosteniendo la nota» venezolana.
Sin embargo, la perspectiva del rating de la deuda soberana del país es «negativa» por la «posibilidad de que un presidente y una administración políticamente debilitados tomen políticas menos pragmáticas que aumenten los desequilibrios en la economía y tengan como resultado una mayor inestabilidad», dijo Briozzo.
Más aún, el analista plantea el «escenario más extremo y remoto» de una situación política que se degrade a punto tal de «interrumpir la capacidad de la administración de gobernar e impedir su capacidad de cumplir con el pago de su deuda».