Es bastante común escuchar que alguien “sufra de la tiroides”. Aunque parece insignificante, la tiroides es una glándula endocrina de suma importancia para la buena salud de las personas. Las hormonas de la tiroides cumplen un papel significativo en funciones como el metabolismo de las grasas, la termogénesis, los estados emocionales o el crecimiento y desarrollo. Cuando existe una disminución de esta hormona en el plasma sanguíneo se le conoce como hipotiroidismo.
El hipotiroidismo, o tiroides hipoactiva, es una condición que prevalece en aproximadamente un 5% de la población mundial. En Venezuela, es la segunda causa de consulta al endocrinólogo después de la diabetes. También, es 10 veces más común en las mujeres y personas mayores de 50 años. Según la Sociedad de Endocrinología aproximadamente una de cada 100 mujeres en edad fértil sufre hipotiroidismo.
“El hipotiroidismo puede ser asintomático o puede ocasionar múltiples síntomas y signos de diversa intensidad en todo el organismo. Alguno de los síntomas son: calambres musculares, depresión, estreñimiento, piel seca, intolerancia al frío, letargia, amnesia, menorragia, síndrome del túnel carpiano, edema periorbitario, macroglosia, voz ronca, caída del cabello, piel engrosada y seca, bocio”, comenta la Dra. Yinette Miranda, médico endocrino del Centro Láser de Estética Integral.
El problema con el hipotiroidismo según los especialistas en endocrinología es que hay un gran desconocimiento por parte de la población general sobre la existencia de esta glándula y su importancia, lo que ocasiona en numerosos casos una falta de diagnóstico o un diagnóstico tardío, lo que repercute en el tratamiento. Un 50% de los casos son identificados, según los últimos estudios, por accidente al realizar unos análisis de sangre.
El diagnóstico de esta condición se hace por sospecha clínica (en algunas situaciones), corroborando con exámenes de laboratorio, básicamente niveles de TSH y T4libre en la sangre. El paciente debe asistir al médico endocrinólogo para que lo diagnostique y realice el tratamiento farmacológico y también debe acudir a un nutricionista que le elabore una dieta especial y controlar su evolución mensual.
«El propósito del tratamiento es reponer las hormonas de la tiroides que están faltando. Generalmente, se receta un medicamento llamado L-tiroxina sódica (hormona tiroidea T4), su administración supone un clásico reemplazo hormonal, que en este caso va a suplir las hormonas tiroideas. Es necesario que el tratamiento sea preciso, ya que puede desencadenar enfermedades graves del corazón. La dosis varía según las características propias del paciente” agrega Miranda.