Pakistán ha desempeñado un papel central para convencer a los talibanes de negociar con EE. UU., dijeron responsables paquistaníes y estadounidenses, un cambio respecto a lo que Washington consideraba una postura obstruccionista hacia la paz en la zona
DOHA. El último intento de poner fin a la guerra de 12 años en Afganistán se sumió en la confusión el jueves, después de que una disputa diplomática sobre la nueva oficina de los talibanes en Catar retrasara las negociaciones preliminares entre Estados Unidos y los insurgentes islamistas.
El encuentro entre responsables estadounidenses y de los talibanes estaba prevista para el jueves en Catar, pero el enfado del Gobierno afgano por la fanfarria que rodeó la apertura de una oficina talibán en el emirato del golfo Pérsico sumió los preparativos en la confusión.
La disputa podría fijar el tono de lo que se prevén como unas negociaciones largas y arduas para poner fin a una guerra que perdura desde la invasión estadounidense de Afganistán que siguió a los atentados de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Preguntado sobre cuándo se celebrarán las conversaciones, la fuente en Doha dijo: «No hay nada previsto que yo sepa».
La apertura de la oficina era un paso práctico que allanaba el camino para las conversaciones de paz. Pero el protocolo que rodeó el evento, con una apariencia oficial, provocó protestas airadas en Kabul porque la oficina pudiera convertirse en un gobierno talibán en el exilio. En seguida se trató de calmarles.
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, habló con el presidente afgano, Hamid Karzai, el martes por la noche y de nuevo el miércoles por la mañana en un intento de desactivar la controversia, dijeron responsables estadounidenses y afganos.
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, pareció ponerse del lado de Karzai al señalar que los países de la alianza atlántica que acudieron a la cumbre de Chicago el año pasado dejaron claro que el proceso de paz en Afganistán debe ser «dirigido por los afganos y propiedad de los afganos».
«La reconciliación nunca es un proceso fácil en ninguna parte del mundo», declaró el danés a los periodistas tras un encuentro en la sede de la OTAN con el primer ministro búlgaro, Plamen Oresharski.
A pesar de ello, dijo que las negociaciones reforzarían las ganancias de seguridad en Afganistán y contribuir a la seguridad y la unidad a largo plazo. «Así que espero que estas conversaciones empiecen cuanto antes».
Una bandera talibán que había sido izada en la oficina talibán el martes se descolgó y yacía sobre el suelo el jueves, aunque todavía aparecía atada a un mástil. La placa con la inscripción «Oficina política del Emirato Islámico de Afganistán» también se había retirado.
Agencias