Los accidentes de tránsito representan en la actualidad un grave problema de salud pública, producen en el mundo más de trescientas mil muertes por año. La enfermedad, discapacidad y muerte que ocasionan genera una enorme carga económica y social, dado que afectan predominantemente a la población joven.
Definición necesaria
Accidente de tránsito, accidente automovilístico o siniestro de tráfico es un percance vial que se presenta súbita e inesperadamente, determinado por condiciones y actos irresponsables potencialmente previsibles, atribuidos a factores humanos, vehículos preponderantemente automotores, condiciones climatológicas, señalización y caminos, los cuales ocasionan pérdidas prematuras de vidas humanas y/o lesiones, así como secuelas físicas o psicológicas, perjuicios materiales y daños a terceros, en un determinado trayecto de movilización o transporte.
Cifras concienciadoras
Según datos de la Fundación Seguros Caracas, con base en estadísticas del Instituto Nacional de Transporte y Tránsito Terrestre (INTTT), se estima que en Venezuela anualmente mueren entre 8.500 y 9 mil personas en las vías. Nuestro país ocupa la quinta posición en América Latina por ese problema, luego de Estados Unidos, México, Brasil y Colombia. El problema ha llegado a tal punto que se ha convertido, en los últimos ocho años, en la primera causa de mortalidad en los jóvenes, de acuerdo con datos del Observatorio Venezolano de la Salud (OVS), organismo adscrito a la Universidad Central de Venezuela. Casi a la par de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Vías interurbanas del país son conocidas de tantas veces que son señaladas en los medios por la incidencia de choques, arrollamientos y colisiones con obstáculos: la Lara/Zulia, la Nirgua/Valencia, la de Ciudad Bolívar/El Tigre, la Autopista Regional del Centro o Caracas/Valencia, la Caracas/La Guaira, por solo citar algunas.
Particularmente la autopista Gran Mariscal de Ayacucho, la que enlaza Petare con Guarenas y sirve a las poblaciones de Barlovento y, de hecho, comunica a Caracas con el Oriente del país, es una verdadera amenaza pública. De hecho la tantas veces nombrada autopista Gran Mariscal de Ayacucho (GMA), empieza a ser conocida como la Autopista Generadora de Muertes por Accidentes automovilísticos.
En esta arteria vial, desde enero y hasta noviembre de 2012, de acuerdo con las estadísticas que lleva el Centro Estadal de Prevención y Atención de Desastres (Cesprad), se ha reportado accidentes de tránsito con un total de 183, dejando como consecuencia 269 lesionados y 36 fallecidos dentro del estado Miranda.
Autopista por retazos
La GMA, también denominada Autopista Petare-Guarenas, antes nombrada Rómulo Betancourt en honor del expresidente de la república nacido en Guatire, fue renombrada (por esa «manía» de cambiar los signos de la democracia venezolana) como autopista Antonio José de Sucre. Esto en razón de que para el año 2008 habría de ser extendida esta vialidad hasta la ciudad de Cumaná, capital del estado Sucre, cuna del Gran Mariscal de Ayacucho. También por ello se la señala como la autopista a Oriente.
La GMA actualmente tiene en funcionamiento 106 kilómetros entre los tramos Caracas-Guarenas y Guatire-Chuspita, además los tramos Chuspita-Aragüita de 11 kilómetros y Caucagua -Higuerote de 42,4 kilómetros.
En el tramo Guarenas-Petare, al igual que entre Guarenas/Guatire e Higuerote/Río Chico, existen innumerables fallas de borde y derrumbes a lo largo de la vía. Presentan evidentes muestras de mal estado del asfaltado, causa de numerosos accidentes con daños materiales y humanos. Deficiente alumbrado. Vigilancia vial proclive a la concusión y prevaricación con conductores. Los pésimos y fraudulentos trabajos de rehabilitación, la lentitud con que se implementan y la falta de contraloría administrativa y social, hacen que aumente la peligrosidad al transitar por esta autopista.
De acuerdo con un estudio realizado recientemente por el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVIS) de México, existen tres principales factores que contribuyen a ocasionar la mayoría de los accidentes automovilísticos.
El primero de estos es el factor humano, por faltas tan comunes como el exceso de velocidad, no guardar la distancia, invadir el carril contrario, dar la vuelta en lugar prohibido, distraerse al manejar, no ceder el paso. En segundo lugar el entorno en el que manejamos con problemas como objetos o piedras en el camino, desperfectos del asfalto, irrupción de animales en la vía, suelo mojado. Finalmente el factor mecánico del vehículo como el mal estado de las luces, de los neumáticos, mal servicio de los frenos, motor, ejes, transmisión.
Crear una cultura
de la seguridad vial
Se requiere con urgencia implementar medidas eficaces para la reducción de la siniestralidad vial, como el desarrollo de campañas de sensibilización que presenten la cara más real y grave de un problema tan costoso como es el tránsito vehicular, encaminadas a la sensibilización de los conductores, así como del resto de usuarios de los vehículos, sobre los riesgos que entraña la actividad de la conducción automotriz.
En una publicación de la Dirección General de Tráfico de España se lee: cuando la Cultura de la Seguridad Vial esté presente en las distintas facetas de nuestra vida cotidiana, será cuando seremos capaces de consolidar hábitos y actitudes más seguras y responsables. Lección que Dios quiera la hagamos nuestra como aprendizaje ciudadano.
Epidemia mundial
La Organización Mundial de la Salud, el organismo más importante del mundo en esta área, en un reciente estudio realizado en varios países confirma lo que muchos ya venían pensando: los accidentes de tránsito se han convertido en una epidemia difícil de controlar. Y es que las secuelas que dejan estos eventos en millones de familias en el mundo es un problema de salud pública que se les salió de las manos a los gobiernos, a las autoridades y a los ciudadanos.
Según cifras arrojadas por este estudio, llamado, todos los años fallecen 1.2 millones de personas en el mundo por causa de un accidente de tránsito, y entre 20 y 50 millones de personas sufren “traumatismos no mortales” (heridas)
Hernán Papaterra
hpapaterra@yahoo.com