El jurista español Baltasar Garzón, que forjó su reputación internacional persiguiendo al ex dictador chileno Augusto Pinochet en la década de 1990, dijo el lunes que está considerando una petición del ex trabajador de la agencia estadounidense de espionaje Edward Snowden para recibir ayuda legal.
Snowden, quien reveló programas de vigilancia secretos del Gobierno de Estados Unidos en una serie de filtraciones, abandonó Hong Kong el domingo escapando de la persecución de Estados Unidos y llegó el lunes a Moscú, pero su paradero era un misterio. Ecuador le ha ofrecido asilo.
Garzón es el jefe del equipo legal del grupo antisecretos WikiLeaks, que ha ayudado a Snowden a intentar llegar a un país que no lo deporte a Estados Unidos para enfrentarse a los cargos por espionaje.
El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, está refugiado en la embajada de Ecuador en Londres mientras lucha contra su extradición a Suecia, que pretende interrogarlo en un caso de acoso sexual. Assange dice que teme que Suecia lo envíe a Estados Unidos, que podría tratar de procesarlo por una enorme filtración de despachos diplomáticos.
Una fuente cercana a WikiLeaks dijo que Garzón es un intermediario entre Ecuador y Snowden. Pero el jurista, que está en Haití rodando un documental para su fundación de derechos humanos, dijo en un comunicado que aún está estudiando la posibilidad de trabajar con Snowden.
«He solicitado se me facilite la información necesaria para conocer el caso y poder hablar con el interesado (Snowden). Por tanto, al día de hoy no represento los intereses del señor Snowden», dijo el exmagistrado de la Audiencia Nacional española en un comunicado enviado por correo electrónico.
«Defiendo los derechos de libertad de información y de expresión. Los mismos que defiendo en el caso de Julian Assange y Wikileaks y en todos aquellos casos en los que se confronte la información y el descubrimiento de hechos delictivos frente a quienes persigan a los que lo realicen», añadió.
EX SUPERESTRELLA DE LOS JUZGADOS
Garzón, de 57 años, se convirtió de inmediato en un héroe para los activistas de derechos humanos en 1998, cuando logró por la vía legal el arresto de Pinochet en Londres, a donde el ex líder militar chileno había viajado en busca de atención médica.
El audaz intento del ex juez para llevar a Pinochet a España para enfrentarse a cargos de derechos humanos, por el secuestro y muerte de españoles que vivían en Chile, fue infructuoso. Pero cambió para siempre los hábitos de viaje que los antiguos hombres fuertes, acostumbrados a recorrer el mundo con impunidad.
En casa, Garzón se labró una reputación haciéndose cargo de los casos más importantes de corrupción y tráfico de drogas.
Sus detractores lo describen como un personaje arrogante que busca publicidad, le acusan de abusar de su poder y han presentado tres casos penales contra él en los últimos años.
El año pasado, su carrera judicial en España llegó a su fin cuando el Tribunal Supremo lo apartó de su trabajo durante 11 años por uno de esos tres casos, después de considerar que había grabado ilegalmente a los abogados de la defensa en un importante caso de corrupción política.
Agencias