El informe anual sobre inversiones del Organismo de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) constata que los países en desarrollo absorbieron el 52 por ciento del total de IED, lo que significó 703.000 millones de dólares
Por primera vez en la historia, los países en desarrollo recibieron el año pasado más inversiones extranjeras directas (IED) que los desarrollados, una tendencia dentro de la cual los países de Asia y Latinoamérica fueron destinatarios favoritos de inversiones muy elevadas. El informe anual sobre inversiones del Organismo de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) constata que los países en desarrollo absorbieron el 52 por ciento del total de IED, lo que significó 703.000 millones de dólares. A nivel global, las IED cayeron 18 por ciento en 2012, -a los 1,35 billones de dólares-, lo que para los analistas es una indicación de que la recuperación de las inversiones tomará más tiempo del pensado por la vulnerabilidad de la economía internacional. Las proyecciones apuntan a que el nivel de IED se mantendrá en 2013 cercano al del año pasado, en un rango máximo de 1,45 billones de dólares. Si las condiciones macroeconómicas mejoran y las corporaciones transnacionales se deciden a convertir sus reservas de efectivo -históricamente altas- en nuevas inversiones, los economistas de la UNCTAD creen que las IED podrían alcanzar 1,6 billones de dólares en 2014 y 1,8 billones el año siguiente. En cambio, si persisten las debilidades estructurales del sistema financiero internacional, se deteriora más el entorno económico y las políticas en áreas cruciales para los inversores no les devuelven la confianza, entonces también se producirá un mayor deterioro de las IED. Estos datos muestran que los países en desarrollo surgen con fuerza en este período moroso, con África en una clara tendencia a recibir cada año más IED, que también se incrementa progresivamente en los países de economías consideradas débiles por razones estructurales. Entre ellos figuran los países que no tienen salida al mar, los menos avanzados y los pequeños Estados-islas. Los perdedores del año pasado fueron los países desarrollados, que globalmente registraron una disminución del 32 por ciento en la entrada de IED, por un total de 561.000 millones de dólares. Esa cifra es similar a la de diez años atrás, según el informe de la UNCTAD. Por regiones, la más afectada fue Europa, donde la llegada de inversiones se redujo en un 42 por ciento y su importe total representó poco más de un tercio del pico alcanzado en 2007, justo antes de que estallara la crisis económica mundial. Las IED en Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) cayeron un 21 por ciento, mientras que para Australia y Nueva Zelanda -de la región Asia Pacífico- el declive fue del 14 por ciento. La excepción fue Japón, donde el flujo de inversiones extranjeras volvió a ser positivo tras dos años sucesivos de desinversiones.
Agencias