WASHINGTON. De Egipto a Siria, Irak y otros lugares, el gobierno de Barack Obama está resuelto a mostrar que no irá muy lejos para ayudar a salvar de sí mismos a países sumidos en el caos.
El presidente de Estados Unidos ha dejado en claro desde hace tiempo que está a favor de una política exterior de consulta y negociación, pero no intervención, con respecto a las turbulencias persistentes y muchas veces violentas a lo largo y ancho de Oriente Medio. E incluso en momentos en que los militares de Egipto derrocaban el miércoles a su gobierno islamista, Washington mantuvo su enfoque de no intervención ante la agitación nacional en uno de los más importantes aliados árabes de Estados Unidos.
La portavoz del Departamento de Estado Jen Psaki dijo el miércoles, justo antes de que se anunciara el nuevo gobierno, que el gobierno de Obama está preocupado por Egipto, pero pidió negociaciones para elaborar una solución. No hubo respuesta inmediata por parte del Departamento de Estado o la Casa Blanca después de la orden de los militares egipcios.
«Creemos que todas las partes deben comprometerse con las demás y necesitan escuchar las voces del pueblo egipcio, y lo que están pidiendo, y por lo que están protestando de forma pacífica «, dijo Psaki. «Y eso es un mensaje que hemos transmitido a todos los niveles y a todas las partes».
Psaki evitó criticar directamente al derrocado presidente egipcio, Mohamed Morsi, cuyo paradero no se conocía de inmediato después del anuncio de los militares el miércoles. Pero señaló que Morsi podría haber respondido las preocupaciones de la opinión pública egipcia «y no aprovechó la oportunidad de hacer eso».
Fue una respuesta deliberadamente tenue al alboroto que durante días ha sacudido a los egipcios, muchos de los cuales a su vez se han burlado abiertamente de Estados Unidos por aparecer demasiado cercano a Morsi, a pesar de sus políticas islamistas de línea dura.
No debería ser ninguna sorpresa que Obama, quien está batallando con una economía en recuperación, una opinión pública en casa hastiada de la guerra y un disminuido estatus de Estados Unidos como superpotencia mundial en el extranjero, no quiera verse arrastrado a conflictos extranjeros.
AP