Lila Moreno, una de las habitantes del populoso sector, señaló que la instalación de la red de aguas servidas está paralizada desde el año 2004 y los pozos sépticos colapsaron
La Hacienda El Carmen de Soapire es uno de los sectores más grande de los Valles del Tuy, que ha nacido producto de una invasión. Esta populosa barriada, anclada en el municipio Paz Castillo, comenzó su crecimiento en el año 1999, donde unas cinco mil familias levantaron sus improvisadas viviendas con la esperanza de lograr una casa digna, pero sus sueños quedaron en láminas de zinc y madera; que con el paso del tiempo se han ido deteriorando.
Las calles polvorientas, cuando arrecia el verano, “tiñen” de amarillo los ranchos, mientras que cuando llueve abundan los charcos de agua
Obra inconclusa
La construcción de la red de aguas servidas, como una de las prioridades de la comunidad, se inició en el año 2004 en la gestión del ex gobernador de Miranda, Diosdado Cabello. Los trabajos los dejaron a medias, ya que las tuberías sólo llegaron del Rosario de Soapire al barrio El Araguaney. Quedaron por fuera las familias del 23 de Enero, Colinas I y II, Colinas del Alto, Los Olivos, El Esfuerzo y Araguaney Azul, donde los pozos sépticos están colapsados.
“Añoramos vivir con todos los servicios y que se nos construyan casa dignas, pero ningún ente gubernamental ha atendido nuestras peticiones por lo que nos sentimos abandonados”, dijo la vecina Lila Moreno.
En la actualidad existen más de 1.200 inmuebles de láminas de zinc, mientras que el resto ha sido mejorado por sus propios propietarios. “En algunas casas han construido piezas de bloques, pero no están al 100% dignificadas, por lo que pedimos que la Misión Vivienda visite la zona y nos brinden atención”, expresó.
Tres apagones por día
La lista de problemas de estas familias luciteñas pareciera ser interminable, puesto que también sufren tres apagones por día debido a la precariedad de los conductores eléctricos que llevan la energía a sus hogares. Además revelaron que el alumbrado público es deficiente, ya que en la mayoría de los postes no hay bombillas.
Los lugareños denunciaron que el servicio del aseo urbano, que presta la alcaldía de Paz Castillo, es deficiente. Las unidades recolectoras sólo pasan por el sector cada ocho días, pero no es fija la fecha ni hora.
“Generalmente los promontorios de basura se acumulan en las esquinas de las calles y en zonas comunes porque los vecinos no sabemos cuándo el aseo visitará nuestra comunidad y los desechos se amontonan por días”, informó.
Otro dolor de cabeza para estas familias es que las calles son de tierra. No tienen aceras ni cunetas.
También dijeron que son incontables los botes de agua de la tubería que lleva el líquido potable a sus casas.
“Nosotros queremos que en el barrio sea consolidado de abajo hacia arriba; es decir que se culminen la cloacas, se reparen las tuberías de aguas blancas, para que después sean asfaltadas las calles y construidas las aceras y cunetas”, explicó la entrevistada.
Sin educación ni deporte
“¿Cómo garantizamos que nuestros hijos sean el futuro del país si no tenemos instalaciones educativas ni deportivas aptas para que ellos puedan educarse y recrearse?”, se preguntó Lilia Moreno, al referir que los alumnos de la zona estudian en galpones, mientras que la cancha está deteriorada.
MIP-TUY Agencia/Jean Carlos Rodríguez
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