SANTIAGO. Chile es uno de los países donde los medicamentos cuestan más caros, dijo el jueves el ministro de Salud, Jaime Máñalich, que atribuyó esta realidad a una mayor esperanza de vida, un alto uso de fármacos y una industria farmacéutica «poco competitiva».
Pero el panorama podría cambiar con la aprobación de una nueva Ley de Fármacos, cuyo grueso fue aprobado hace dos semanas en el Congreso, pero para cuyo despacho final aún resta la tramitación de dos artículos.
Chile es unos de los países «que tiene el mayor gasto de bolsillo en medicamento», dijo Máñalich, en un encuentro con periodistas.
El gasto total en salud es de 1.200 dólares al año por persona (8% del PIB). «De ese total, la mitad corresponde al gasto privado que hacen las personas y la gran parte de éste es en fármacos», agregó el ministro.
El mayor gasto está asociado a un aumento de la esperanza de la vida, que ha llevado a la prevalencia de enfermedades crónicas que requieren un alto uso de medicamentos- y una industria farmacéutica que presiona por aumentar los precios.
También hay un problema cultural: «Somos un país hipermedicalizado», ironizó el ministro.
Según la Encuesta Nacional de Salud (2010), los chilenos entre 20 y 35 años, ingieren 1,8 medicamentos por día, mientras que los mayores de 65 años toman 4,5 fármacos.
A eso se suma «una industria farmacéutica muy cerrada, poco competitiva, con mucha oscuridad en su procedimiento y ocultamiento de sus precios», denunció Máñalich.
La industria presiona los precios a través de incentivos a la venta de medicamentos de marcas y originales -en desmedro de genéricos-, por medio del pago de comisiones a los vendedores.
Las farmacias se han coludido también para mantener los precios altos. Un reciente fallo judicial condenó a las tres principales cadenas de farmacias de Chile -que concentran el 95% del mercado-, por concertar el valor de medicamentos.
La nueva Ley de Fármacos intenta frenar la escalada.
La normativa prohíbe los incentivos a la venta, permite la comercialización de fármacos en las góndolas de las farmacias y fomenta el uso de los remedios bioequivalentes (genéricos certificados)
La ley limita además la publicidad de medicamentos y permite la venta de fármacos por dosis unitaria.
Los dos aspectos que quedan por discutir en la legislación son la venta de medicamentos en recintos que no sean farmacias, y la obligación a los médicos para que incluyan el nombre de un genérico en las recetas.
AFP