Un escándalo diplomático internacional ha provocado la prohibición de transitar el espacio aéreo de varios países europeos al avión del presidente boliviano Evo Morales. El argumento de los respectivos gobiernos ha sido la sospecha de la presencia del presunto espía estadounidense Edward Snowden en el aparato.
El gesto fue replicado por España, Francia y Portugal. Finalmente la aeronave pudo tomar tierra en Austria, donde se verificó que el controversial personaje no acompañaba a Morales.
La indignación ha recorrido a los países de la ALBA, quienes en un unificado y predecible discurso, han enarbolado erróneamente la bandera de la soberanía para condenar el gesto.
La acción ciertamente es por demás polémica y se presta sin duda a discusión; pero sirve una vez más para ver cuánto le gusta la ley del embudo a ese cónclave latinoamericano autodenominado de izquierda y dependiente de la renta petrolera venezolana.
Con el alarido como herramienta comunicacional, los presidentes de esta cofradía señalan mañana, tarde y noche, que ahora sí son independientes; obviando el cordón umbilical con la botija caraqueña y la inteligencia de La Habana. Sin embargo, cuando países que no son de su órbita ejercen de manera legítima su derecho a ser soberanos, pues son desde imperialistas hasta terroristas.
No se diga si se trata de naciones de tradición colonialista en el pasado, como lo fueron precisamente España, Francia o Portugal. Allí hay una “culebra” muy vieja, y con una cierta base histórica sustentable. Lo que sucedes es que a algunos mandatarios no les conviene enterarse de que eso es el pasado y avanzamos en el siglo XXI a paso de vencedores.
La justicia estadounidense acusó a Snowden de “robo de propiedad del gobierno, comunicación no autorizada de información de defensa nacional y comunicación deliberada de información de inteligencia sobre comunicaciones clasificada a una persona no autorizada”. Irónicamente, esta jerga haría las delicias de cualquier presidente unasureño si se tratara de perseguir fronteras adentro en alguna de estas naciones a algún dirigente político de oposición o trabajador de los medios de comunicación.
A veces es forzoso bajar a tierra y sería conveniente que quienes defienden –de la boca para afuera- la independencia de sus respectivas tierras, entendieran que en otras latitudes tienen exactamente el mismo derecho. Que el tremendismo en la política y las amistades con los “mala conducta” tienen precio y consecuencias.
No caben las solidaridades automáticas cunado parece que convivimos con un grupo de adolescentes rebeldes sin causa que juegan irresponsablemente a ser presidentes. En medio de este caos cotidiano, la única apuesta debe ser por la sensatez.
Coordinador nacional de Independientes por el Progreso
Noel Alvarez
Twitter: @alvareznv