La costarricense Floribeth Mora dijo hoy que su curación de un aneurisma cerebral por intercesión de Juan Pablo II, que será canonizado por ese milagro, es una bendición no solo para ella sino para su país y el mundo, y un testimonio de que «Dios existe y es muy grande».
«No vean a esta mujer, vean la realidad. Las explicaciones médicas no existen. Yo soy el testimonio de que Dios existe y que él es muy grande. Dios está presente y no me bendijo a mí, bendijo a Costa Rica y al mundo entero», expresó Mora en su primera aparición ante la prensa.
Mora estuvo acompañada, entre otros, por el arzobispo de San José, Hugo Barrantes, quien dijo que el milagro que la curó era «una mirada de misericordia a un país chiquitito y una llamada a la familia».
Mora, madre y abuela de 50 años, habló este viernes de su experiencia unas horas después de que el Vaticano anunció que Karol Wojtyla (1920-2005) será elevado a la gloria de los altares por el milagro de su curación en 2011.
A ella le diagnosticaron un aneurisma cerebral el 14 de abril de 2011 con escasas esperanzas de vida, explicó su médico tratante, Alejandro Vargas, quien también estuvo en la rueda de prensa junto al esposo de Mora, Edwin Arce.
Muy emocionada y entre lágrimas, Mora relató que el 30 de abril de 2011 asistió a misa y a una procesión en su comunidad, pero que su condición de salud le impidió participar en una jornada de oración en el Estadio Nacional de San José, donde se transmitiría por pantalla gigante la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II.