Dos milagros. Eso es lo que se necesita para que la Congregación de la Causa de los Santos lleve a los altares a un candidato de la Iglesia Católica.
Según un anuncio del Vaticano, este viernes, las dos intervenciones milagrosas que permiten la canonización del fallecido pontífice Juan Pablo II fueron confirmadas en un decreto emitido por el actual Papa Francisco.
Así, el polaco Karol Wojtyla, cabeza del Catolicismo entre 1978 y 2005, se convertirá en santo después de que los teólogos del Vaticano reconocieran, en junio, un segundo milagro por su intercesión.
¿Cuáles son los dos procesos convalidados por la Santa Sede? BBC Mundo se los presenta.
Rezos en Costa Rica
El más reciente de los milagros, tal como los consideran las autoriudades eclesiásticas, lo protagonizó una laica latinoamericana: la costarricense Floribeth Mora, que ingresó en un hospital de Costa Rica con un aneurisma cerebral grave en mayo de 2011.
Según su relato, pidió a Juan Pablo II que la ayudara a sanarse apenas recibió su diagnóstico, justo en la fecha en que el fallecido Papa era beatificado en la Plaza de San Pedro.
Pasados unos días desde su internación, los médicos confirmaron que el coágulo en el cerebro se había disuelto sin necesidad de tratamiento. Uno de los profesionales a cargo de su caso, Alejandro Vargas, señaló que nunca se encontró una explicacón científica para la súbita mejoría.
Para Mora, la razón es clara: fue un regalo de Dios concedido por la intercesión de Juan Pablo II, a quien ella y su familia dedicaron plegarias constantes durante su hospitalización.
Según señalaron los medios costarricenses, el caso llegó a oídos de la arquidiócesis de San José, que luego lo elevó a las autoridades eclesiásticas en Roma. Desde allí se ordenó un proceso de recolección de información que permitiera convalidar el relato de Mora y confirmar que no existió, en principio, una causa científica para explicar el milagro.
El caso de la monja francesa
El primer milagro de Karol Wojtyla confirmado por la Congregación de la Causa de los Santos fue el de la hermana francesa Marie Simon-Pierre, con el que se inició el tramo final de su proceso de canonización: fue elegido entre más de 200 supuestos milagros presentados, presuntamente ocurridos por intercesión del pontífice.
Esta monja de 49 años se curó de día para el otro del mal de Parkinson que la aquejaba y que ya le afectaba la motricidad básica y le impedía realizar tareas como caminar, conducir o escribir.
Asegura que fue producto de sus oraciones, así como las de sus compañeras del convento en la Congregación de las Pequeñas Hermanas de las Maternidades Católicas, destinadas al Pontífice. Juan Pablo II había sido aquejado en la etapa final de su vida por la misma enfermedad degenerativa.
Los síntomas de la religiosa se deterioraron por la misma fecha en que ocurrió la muerte de Wojtyla y, en junio de 2005, pidió retirarse de sus tareas. Pero su superiora le dijo que continuara con su vida y escribiera en un trozo de papel las palabras «Juan Pablo II». Según relató Simon-Pierre a la prensa, una mañana se levantó «completamente transformada» y convencida de estar «completamente curada».
Sus médicos nunca pudieron explicar el caso y se cuestionó si el diagnóstico original había sido el correcto. Pero el caso fue analizado por un comité de médicos, que verificó para el Vaticano tanto el diagnóstico como la curación.