Una semana después de que el Ejército derrocó a Mohamed Mursi, el primer líder elegido democráticamente en Egipto, el baño de sangre del lunes abrió fisuras en el país árabe más poblado del mundo, con niveles de animosidad nunca vistos en su historia moderna
EL CAIRO. El fiscal de Egipto ordenó el miércoles el arresto de los líderes de los Hermanos Musulmanes, el partido del derrocado presidente Mohamed Mursi, acusándolos de incitar una ola de violencia que dejó casi 60 muertos por choques entre las fuerzas de seguridad y los seguidores de la agrupación.
Una semana después de que el Ejército derrocó al primer líder elegido democráticamente en Egipto, el baño de sangre del lunes abrió fisuras en el país árabe más poblado del mundo, con niveles de animosidad nunca vistos en su historia moderna.
El portavoz de los Hermanos Musulmanes Gehad El-Haddad dijo que el anuncio de las acusaciones contra el líder Mohamed Badie y otras figuras del partido era un intento de las autoridades por terminar con una vigilia de miles de seguidores de Mursi que demandan que sea restituido.
Los líderes fueron acusados de incitar a la violencia que comenzó antes el amanecer, cuando los Hermanos Musulmanes dicen que a sus seguidores les dispararon mientras rezaban pacíficamente. El Ejército afirma que terroristas provocaron el tiroteo al atacar a sus tropas.
De acuerdo a fuentes oficiales, 57 personas murieron en los choques del lunes, entre ellas 53 manifestantes y cuatro miembros de las fuerzas de seguridad.
La violencia ha alarmado a los donantes occidentales y a Israel, que tiene un tratado de paz desde 1979 con Egipto.
Washington, asumiendo una postura cauta, no celebró la remoción de Mursi ni la denunció como un «golpe», que bajo la ley estadounidense requeriría que se detenga la ayuda, que incluye 1.300 millones de dólares al Ejército cada año.
Sin embargo, la caída de los Hermanos Musulmanes ha sido aplaudida por los estados ricos del Golfo Arabia Saudita y los Emiratos Arabes Unidos, que el martes ofrecieron a Egipto 8.000 millones de dólares en ayuda.
«DESMANTELAR
LAS PROTESTAS»
Los cargos contra los líderes de los Hermanos Musulmanes fueron «nada más que un intento de la policía estatal por desmantelar la protesta de Rabaa», dijo Haddad por teléfono desde la vigilia en la mezquita de Rabaa Adaweya, en el noreste de El Cairo.
«¿Qué podemos hacer? En un Estado policial donde las fuerzas policiales son criminales, los jueces son traidores y los investigadores son los fabuladores, ¿qué puede hacer uno?», afirmó Haddad.
Además de Badie, los fiscales ordenaron el arresto de otros miembros incluyendo a su segundo, Mahmoud Ezzat, y a los líderes del partido Essam El-Erian y Mohamed El-Beltagi.
La fiscalía también ordenó que 206 activistas de los Hermanos detenidos tras los hechos del lunes sigan encarcelados otros 15 días, por acusaciones de estar involucrados en las muertes. En tanto, otros 464 miembros del partido fueron liberados bajo fianza.
El primer ministro interino de Egipto se reunió el miércoles con políticos liberales para comenzar a formar un Gobierno y sanar a una nación dividida.
Los egipcios esperaban que el inicio del mes de ayuno musulmán del Ramadán aplaque las pasiones que han llevado a la violencia.
Hazem el-Beblawi, un economista y ex ministro de Finanzas de 76 años designado el martes para liderar el gabinete, dijo a Reuters que comenzará seleccionando ministros y reuniéndose con los políticos liberales Mohamed ElBaradei y Ziad Bahaa el-Din.
Ambos son líderes del Frente Nacional de Salvación, el principal grupo secular que lideró las protestas contra el presidente islámico Mursi, derrocado por el Ejército la semana pasada después de que millones de personas salieron a las calles a protestar en su contra.
Los dos políticos apoyan un acuerdo de financiación estancado de 4.800 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional, que requiere que Egipto haga reformas políticas sensibles a sus subsidios a los alimentos y combustibles.
Beblawi reconoció que será un desafío encontrar un gabinete que tenga apoyo universal. «No creo que nada pueda tener una aprobación unánime», dijo.
«Por supuesto que respetamos la opinión pública y tratamos de cumplir con la expectativa del pueblo, pero siempre hay un momento de decisión. Hay más de una alternativa, no puedes satisfacer a toda la gente», agregó.