La última arma de Rusia para combatir el espionaje y las filtraciones tiene sus orígenes en el siglo XIX.
La FSO, agencia responsable por la seguridad de los altos funcionarios del Kremlin, ha emplazado una orden de compra de máquinas de escribir por casi US$15.000 en el sitio web de adquisiciones del Estado, de acceso público.
Aunque la FSO no dio explicaciones de por qué necesita estos antiguos dispositivos, una fuente del organismo le dijo al diario ruso Izvestiya, un medio considerado pro-Kremlin y conocido por su acceso a fuentes del gobierno e inteligencia, que el objetivo era evitar las filtraciones que pueden darse al usar computadoras.
«Después de los escándalos por la distribución de documentos secretos de WikiLeaks, las revelaciones de Edward Snowden, los reportes de que Dmitry Medvedev (primer ministro ruso) fue espiado durante la cumbre del G20 en Londres (en 2009), se decidió expandir la práctica de crear documentos en papel», dijo la fuente.
También explicó que las máquinas de escribir ya se utilizan en los ministerios de Defensa y Emergencia de Rusia para escribir borradores y notas secretas, y que algunos informes para el presidente Vladimir Putin se escriben a máquina.
Patrón único
A diferencia de las impresoras, cada máquina de escribir genera un patrón único que hace posible vincular cada documento a una máquina específica, de acuerdo con Izvestiya.
Por otra parte, es fácil rastrear a quiénes se le dieron copias de esos documentos, con lo cual de darse una filtración queda reducido el número de posibles responsables. «Es una muy buena decisión», dijo Viktor Suvorov, exagente de inteligencia soviético en entrevista con Boris Maksimov, de BBC Rusia.
«En mi época trabajábamos en búnkers muy sólidos, bajo tierra, con fuertes paredes y puertas. Del lado de adentro había una segunda pared y máquinas eléctricas que generaban vibraciones y otros sonidos, con lo que era imposible espiar». «Estaba prohibido ingresar en el búnker ningún aparato electrónico, ni cámaras de fotos», explicó Suvorov.
También contó cómo se transmitían mensajes secretos en forma segura cuando él operaba como agente. «Se escribía a máquina una única copia. Luego se le entregaba a un especialista en cifrado, él hacía una copia del documento en microfilm, que se colocaba en contenedores especiales con ácido».
«Esos contenedores se colocaban en valijas diplomáticas; si alguien trataba de arrebatar la valija, el correo liberaba el ácido con un botón y destruía el microfilm». «Si el maletín llegaba en forma segura a la Unión Soviética, se nos avisaba y debíamos destruir el original», contó Suvorov.
Y volvió a decir sobre la compra de máquinas de escribir: «Creo que es una muy buena decisión. Que los muchachos escriban en Underwoods (una marca de máquinas de escribir)».