No voy a hablar de si todos tenemos empleo acorde con nuestra preparación y capacidad, para luego concluir que los venezolanos, en el socialismo del siglo XXI, estamos muy lejos de ser iguales en el ejercicio de nuestros derechos. Esa es una discusión demasiado profunda, para asumirla en este momento, ya cansado de un día intenso y con ganas de dormir. Tampoco me voy a meter con el concepto de igualdad y sus grandes diferencias con el igualitarismo, ni si en VTV todos los venezolanos podemos expresarnos, a pesar de ser nuestra televisora. De Globo Visión no voy a hablar, menos ahora que es gobiernera, pues ésta tiene sus propietarios, quienes hacen lo que les da la gana, siempre y cuando no se pasen de ciertos límites prohibidos. Para el portal de Aporrea los iguales entre sí son los chavecistas y cuidado… no todos, pero los “opositores son despreciables”, no les dan las mismas posibilidades de publicar, “no son venezolanos realmente”, pues para serlo hay que adorar a Chávez.
Voy a tratar un tema más simple y en el cual debemos tener más coincidencias que en los anteriores. Si alguien viaja al exterior y, por error, se pasa en el uso de divisas con su tarjeta de crédito, cuando llega al país tiene que hacer un informe minucioso, pedir perdón por el grave error cometido, recibir un sermón de algún empleado moralista y, cuidado, si terminan sancionándolo. Y todo esto es por un dólar o por unas pocas decenas de dólares, que inadvertidamente terminamos gastando por encima del cupo. Pero, al lado de este hecho hay unos señores que, con premeditación y alevosía, crean unas empresas inexistentes en la realidad y mediante una estafa, con la complicidad de algunos o muchos funcionarios públicos, se roban 20 mil millones de dólares y los ministros y funcionarios responsables lo informan como si ellos nada tuvieran que ver con el asunto.
Estos estafadores no son iguales que la gente común. Para ellos sí hay divisas sin tanto papeleo. Las reciben en cantidades ilimitadas. Nadie les pide luego informe ninguno ni nada que compruebe en qué las utilizaron. Se enriquecen en forma delictiva, lo que significa que son delincuentes, pero lejos de ser siquiera sometidos a una averiguación administrativa continúan su desempeño delictivo exitoso, disfrutan tranquilamente de sus riquezas mal habidas, siguen teniendo vara alta con el alto gobierno, pues reparten en comisiones una parte de lo fraudulentamente obtenido. Si caen en desgracia política, única forma de que les abran un procedimiento por corrupción, pues se van del país a disfrutar de sus riquezas y a dirigir las empresas que hayan creado con los dineros del fraude realizado. Además, el propio Chávez los presentaba públicamente como burgueses socialistas dignos de ser emulados.
Tampoco somos iguales a esos funcionarios negligentes, que aceptaron el robo descarado, algunos a cambio de jugosas comisiones. Ellos están por encima del resto de la gente, pata en el suelo o pata en zapatos, pues actúan impunemente y disfrutan de sus riquezas con la cara muy lavada, a menos que caigan en desgracia. No. El socialismo del siglo XXI nos ha mantenido muy desiguales.
Luis Fuenmayor Toro