El dominicano David Ortiz celebra en el tope los 50 años del bateador designado
Pocas normas tan discutidas, desde su mismo establecimiento. Quizás con tanto respaldo como repudio -en particular por los puristas del juego-, la regla del bateador designado está cumpliendo 50 años. Y, como en otros órdenes del juego, un latinoamericano, en este caso el dominicano David Ortiz, encarna el reinado.
Con una primera mitad de temporada en la cual ha demostrado cuánta gasolina queda en su tanque, Ortiz batea para .317, con Obp de .402, slugging de .606 y Ops de 1.008. Su despliegue en las dos últimas semanas (que como el resto de la campaña ha incidido, desde luego, en el mando de los Medias Rojas en el Este de la Liga Americana), 11 imparables -entre ellos 3 cuadrangulares- le ha puesto en camino del centenar de hits (lleva 91), con 49 carreras anotadas y 45 empujadas, 19 vuelacercas y 22 dobletes.
Por supuesto que, en condiciones normales de saludo, el veterano de 37 años y con 17 campañas en grandes ligas es candidato firme a terminar al frente de los designados. Por lo pronto, ya pasó a Harold Baines como el jugador de esa función con mayor número de hits y va camino a los 2.000 (1.954), en una trayectoria que también muestra 420 jonrones y 1.391 remolques.
Se justiica el bateador designado? Muchos dicen que «desnaturaliza al beisbol» el hecho de que el lanzador no tome turno en la ofensiva, y de hecho la Liga Nacional no lo ha aceptado. Es más, aunque en estos momentos los dos circuitos funcionan más armoniosamente que cuando, hace medio siglo, la Americana puso en práctica la cláusula, el propio Comisionado Bud Selig niega que esté planteado ampliarla a breve plazo.
La regla permite, es cierto, que veteranos con poder y contacto pero sin las condiciones físicas para cubrir eficientemente una posición al campo, puedan seguir en acción, dando su aporte al juego. Pero también administrar a otros que, por el trabajo desempeñado a diario (los receptores, por ejemplo), requieren ciertos momentos de menor fatiga, en este caso -si son buenos bate en mano, por supuesto- sin que la ofensiva del equipo decaiga.
Además, es un atractivo para el fanático ver esos toleteros de calidad, sobre todo con poder. Más aún cuando son como el carismático «Big Papi», jugador dicharachero pero muy profesional en su trabajo, todo un espectáculo cuando va al home -donde sabe hacer trabajar a los pitchers-: cuando sacude esos estacazos a lo profundo (ya pasó el medio millar de tubeyes)…y «hasta cuando se poncha», como dicen algunos.
Por algo -y es un dato tomado de la AP-, los designados tuvieron el año pasado el salario-promedio más alto por posición (8.1 millones), solo superado por los inicialistas (8.6). Y, particularmente, la cuenta de Ortiz se enriquece esta temporada con 14 millones de «lechugas».
Armando Naranjo
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