Las Santas Escrituras están llenas de promesas, que el Padre Celestial ha hecho a sus hijos.
Y en algunos casos, esas palabras han sido dirigidas a hombres y mujeres cuyas vidas son relatadas en la Biblia, para que podamos entender cómo actúa Dios en cada persona, ya que sus promesas y bendiciones no pierden vigencia y también son para nosotros.
En el libro de Deuteronomio, capítulo 4, versículo 31, podemos leer: “Porque Jehová tu Señor, es un Dios compasivo que no te abandonará ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que mediante juramento, hizo con tus antepasados”.
Cuando nosotros tomamos esta promesa y la aplicamos a nuestra vida, ocurren cosas sobrenaturales que nos transforman totalmente y son de bendiciones para nosotros y para nuestra familia.
Pero es necesario creer, es importante que nuestra fe en el Señor Jesús sea sólida, para que las circunstancias adversas que podamos encontrar en el camino, no la debiliten y nos hagan dudar.
“A los que me aman les correspondo, a los que me buscan me doy a conocer. Conmigo están las riquezas y la honra, la prosperidad y los bienes duraderos”, dice el Señor en el libro de Proverbios, capítulo 8 versículos 17 y 18.
Y en el libro 1 de Corintios, capítulo 1 versículo 20, Pablo reafirma lo siguiente: “Todas las promesas que ha hecho Dios, son SI en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos Amén, para la gloria de Dios”.
Pero para lograr todo esto, el Señor nos pide fidelidad y obediencia a su voluntad, que lo pongamos a Él por sobre todas las cosas y dejándonos guiar por su amor.
El cristianismo no es una religión sino un estilo de vida con Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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