Tras dos horas reunidos en la brigada fluvial de Puerto Ayacucho (suroeste), a orillas del fronterizo río Orinoco, los presidentes acordaron retomar una amplia agenda bilateral, pero no abordaron ante la prensa el disgusto que desató el impasse de casi dos meses: Capriles.
«Hemos conversado sobre los retos comunes, el relacionamiento con base al respeto, con base en la cooperación creciente, la coexistencia pacífica de dos modelos, dos sistemas distintos (…) Separados a ningún lado llegaremos», afirmó Maduro, junto al mandatario colombiano.
Santos apuntó que aunque hay aspectos en los que no están de acuerdo y tienen «visiones diferentes», decidieron «trabajar juntos por el bien» de sus países. «Es un relanzamineto de nuestras relaciones de una forma muy positiva», manifestó.
Ambos acordaron que sus cancilleres se reúnan en Caracas el 2 de agosto para reconstruir una agenda de temas de comercio, energía y seguridad frente al problema del narcotráfico, contrabando y grupos armados, que en los últimos días aumentaron la violencia en territorio colombiano fronterizo con Venezuela.
Los mandatarios conversaron un día después de que Capriles regresara de Perú y de Chile -donde fue recibido por el presidente Sebastián Piñera, aunque no en el palacio presidencial-, en su campaña internacional contra el gobierno de Maduro, al que considera «ilegítimo».
El conflicto estalló cuando Santos recibió el 29 de mayo en la Presidencia colombiana a Capriles, ex candidato presidencial que no reconoce la estrecha victoria de Maduro en las elecciones del 14 de abril, celebradas tras la muerte del presidente Hugo Chávez.
El opositor inició en Bogotá una ofensiva en América Latina en busca de apoyo a su reclamo de nulidad de las elecciones, porque según él fueron «fraudulentas».
El encuentro en Bogotá provocó la furiosa reacción del gobierno de Maduro, quien acusó a Santos de «romper las reglas del juego» y meter «una puñalada a Venezuela por la espalda»; en tanto que Santos argumentó que fue un «malentendido».
Pero se desconoce públicamente cómo desataron el nudo, qué explicó el malentendido o si Maduro, como había dicho, habría presentado pruebas de la conspiración que -afirma- fragua la oposición desde Bogotá.
José Vicente Rangel, exvicepresidente y exministro de Defensa de Chávez, sostiene que la oposición compró aviones en Estados Unidos, «unidades piratas», para utilizarlos desde Colombia contra Venezuela. También se desconoce si el tema fue tocado.
Una relación sensible
La molestia de Venezuela fue tal que incluso anunció que reevaluaría su papel como acompañante del proceso de paz que el gobierno de Santos adelanta desde noviembre con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Cuba.
«Cuente con nosotros para que la paz llegue a buen puerto, estamos a sus órdenes para contribuir modestamente y con humildad en todo lo que podamos para que más temprano que tarde Colombia pueda estar en paz», afirmó este lunes Maduro.
En el marco de este encuentro, grupos campesinos que protestan desde hace semanas en la región de Catatumbo, en el noreste de Colombia, cerca de la frontera venezolana, denunciaron la supuesta represión de que son víctimas y pidieron «refugio» a Maduro «ante la eventualidad de una operación militar».
Las FARC ofrecieron este lunes armas a los campesinos, lo que para el ministerio de Defensa colombiano es una prueba de que hay una «relación» entre los campesinos y el grupo armado.
El encuentro en Puerto Ayacucho, el primero bilateral desde que Maduro asumió la Presidencia, calma por el momento las aguas.
Tras años de roces entre Chávez y el ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010), quien acusaba a Caracas de amparar a las FARC, ambos países rompieron relaciones en julio de 2010, pero al llegar Santos al poder en agosto se reanudaron.
No obstante, quedaron lastimadas. El intercambio comercial, que en 2008 alcanzó el récord de 7.000 millones de dólares, cayó a 1.700 millones en 2010 y hoy ronda los 2.200 millones.
«Detrás de lo económico está lo político. Es un error de Venezuela porque Colombia, un país productor, podría solucionarle los problemas de abastecimiento», opinó la analista Beatriz de Majo, de la Universidad Central de Venezuela.
Aunque los problemas son múltiples, los presidentes confiaron en que las futuras relaciones estén basadas en el respeto. «Los matrimonios cuando llueve tienen buena suerte», dijo Santos, al referirse al torrencial aguacero que caía en Puerto Ayacucho. AFP
Tras dos horas reunidos en la brigada fluvial de Puerto Ayacucho (suroeste), a orillas del fronterizo río Orinoco, los presidentes acordaron retomar una amplia agenda bilateral, pero no abordaron ante la prensa el disgusto que desató el impasse de casi dos meses: Capriles.
«Hemos conversado sobre los retos comunes, el relacionamiento con base al respeto, con base en la cooperación creciente, la coexistencia pacífica de dos modelos, dos sistemas distintos (…) Separados a ningún lado llegaremos», afirmó Maduro, junto al mandatario colombiano.
Santos apuntó que aunque hay aspectos en los que no están de acuerdo y tienen «visiones diferentes», decidieron «trabajar juntos por el bien» de sus países. «Es un relanzamineto de nuestras relaciones de una forma muy positiva», manifestó.
Ambos acordaron que sus cancilleres se reúnan en Caracas el 2 de agosto para reconstruir una agenda de temas de comercio, energía y seguridad frente al problema del narcotráfico, contrabando y grupos armados, que en los últimos días aumentaron la violencia en territorio colombiano fronterizo con Venezuela.
Los mandatarios conversaron un día después de que Capriles regresara de Perú y de Chile -donde fue recibido por el presidente Sebastián Piñera, aunque no en el palacio presidencial-, en su campaña internacional contra el gobierno de Maduro, al que considera «ilegítimo».
El conflicto estalló cuando Santos recibió el 29 de mayo en la Presidencia colombiana a Capriles, ex candidato presidencial que no reconoce la estrecha victoria de Maduro en las elecciones del 14 de abril, celebradas tras la muerte del presidente Hugo Chávez.
El opositor inició en Bogotá una ofensiva en América Latina en busca de apoyo a su reclamo de nulidad de las elecciones, porque según él fueron «fraudulentas».
El encuentro en Bogotá provocó la furiosa reacción del gobierno de Maduro, quien acusó a Santos de «romper las reglas del juego» y meter «una puñalada a Venezuela por la espalda»; en tanto que Santos argumentó que fue un «malentendido».
Pero se desconoce públicamente cómo desataron el nudo, qué explicó el malentendido o si Maduro, como había dicho, habría presentado pruebas de la conspiración que -afirma- fragua la oposición desde Bogotá.
José Vicente Rangel, exvicepresidente y exministro de Defensa de Chávez, sostiene que la oposición compró aviones en Estados Unidos, «unidades piratas», para utilizarlos desde Colombia contra Venezuela. También se desconoce si el tema fue tocado.
Una relación sensible
La molestia de Venezuela fue tal que incluso anunció que reevaluaría su papel como acompañante del proceso de paz que el gobierno de Santos adelanta desde noviembre con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Cuba.
«Cuente con nosotros para que la paz llegue a buen puerto, estamos a sus órdenes para contribuir modestamente y con humildad en todo lo que podamos para que más temprano que tarde Colombia pueda estar en paz», afirmó este lunes Maduro.
En el marco de este encuentro, grupos campesinos que protestan desde hace semanas en la región de Catatumbo, en el noreste de Colombia, cerca de la frontera venezolana, denunciaron la supuesta represión de que son víctimas y pidieron «refugio» a Maduro «ante la eventualidad de una operación militar».
Las FARC ofrecieron este lunes armas a los campesinos, lo que para el ministerio de Defensa colombiano es una prueba de que hay una «relación» entre los campesinos y el grupo armado.
El encuentro en Puerto Ayacucho, el primero bilateral desde que Maduro asumió la Presidencia, calma por el momento las aguas.
Tras años de roces entre Chávez y el ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010), quien acusaba a Caracas de amparar a las FARC, ambos países rompieron relaciones en julio de 2010, pero al llegar Santos al poder en agosto se reanudaron.
No obstante, quedaron lastimadas. El intercambio comercial, que en 2008 alcanzó el récord de 7.000 millones de dólares, cayó a 1.700 millones en 2010 y hoy ronda los 2.200 millones.
«Detrás de lo económico está lo político. Es un error de Venezuela porque Colombia, un país productor, podría solucionarle los problemas de abastecimiento», opinó la analista Beatriz de Majo, de la Universidad Central de Venezuela.
Aunque los problemas son múltiples, los presidentes confiaron en que las futuras relaciones estén basadas en el respeto. «Los matrimonios cuando llueve tienen buena suerte», dijo Santos, al referirse al torrencial aguacero que caía en Puerto Ayacucho. AFP