¿Quién puede creer que los que agredieron y fueron cómplices, directos o indirectos, de muchas muertes y daños a la comunidad, puedan hablar y denunciar hechos que no llegan si no a chismes de borrachos de cualquier plaza de los pueblos más paupérrimos del mundo?
Nos preguntamos a voz viva, que si no son la mayoría de esos hombres y mujeres que ocupan esos puestos de dirección los golpistas, ya que hay dos hechos que los señalan como tal: el 4 de febrero de 1992 y el 27 de noviembre de ese mismo año, hechos en los que se masacraron civiles y militares agrediendo, presumiblemente, para liquidar a la familia presidencial que vivía en La Casona, residencia del Presidente de Venezuela, quien no se encontraba en ella y donde solo habían mujeres y niños y un pequeño grupo de soldados que no tenían la capacidad de enfrentar a los viles asesinos conspiradores.
Por otro lado, todos también sabemos quiénes eran los encapuchados que se aglutinaban en la plaza Las Tres Gracias, frente a la Universidad Central de Venezuela, quemando vehículos y agrediendo a los que debían transitar por esa vía.
Esos individuos alteraron el orden constitucional y desestabilizaban a una nación que solo quería y deseaba paz.
Nos volvemos a preguntar: ¿Quién puede creer que los que agredieron y fueron cómplices, directos o indirectos, de muchas muertes y daños a la comunidad, puedan hablar y denunciar hechos que no llegan si no a chismes de borrachos de cualquier plaza de los pueblos más paupérrimos del mundo? La moral es una cualidad que solo tiene los hombres de bien, quienes sí serían los únicos que tendrían derecho a emitir juicios y opinión.
Igualmente es vergonzoso, por carecer de consistencia real, jurídica y apropiada, que quienes nos son legales en los puestos que hoy ocupan, insulten y agredan a naciones que por el solo hecho de ser naciones libres y soberanas tienen el derecho de opinar sobre lo que les dé la gana, pero si lo hacen se necesitarían muchas cosas a la hora de la verdad, entre ellas dos razones bien puestas y creemos que de eso en este régimen hace mucha falta.
Pero todo se cumplirá en el tiempo de Dios y la democracia restituirá todo lo que hemos perdido en estos 15 años de ridiculeces, de machismo de barrio malo, que se atreven a hacerlo pero escondidos y bien atrás y cobardemente de bayonetas traidoras que deberían estar defendiendo a la patria y no al recuerdo de hombre que ya no existe y al sueño desvariado de otro que hasta se duda que sea venezolano.
Preparemos para la lucha por la reconquista democrática de Venezuela, eso sí usando todos los derechos que la Constitución nos permite y también acudir a todas las instancias internacionales que puedan prestarnos apoyo, que ya se están dando cuenta de lo que pasa en nuestra patria y que bien está llevado el líder de la democracia venezolana y próximo presidente constitucional, Henrique Capriles.
Salomón Benshimol R. sbenshimol@yahoo.com