La Fiscalía General de la República ha comprobado una vieja verdad que supimos desde el principio pero que era necesario esperar que el sistema de justicia lo informara primero que nadie, antes de que lo dijéramos nosotros: El audio de Mario Silva es auténtico.
Parece que en el pensamiento de el ex presentador de La Hojilla, el único revolucionario es él, y todos los demás son corruptos, idiotas o imperialistas infiltrados. En consecuencia, al margen de su responsabilidad penal (la cual solamente un juicio podrá determinar si existe o no) lo que si es evidente, es la responsabilidad política de Mario Silva por sus dichos imprudentes y cizañeros, fomentando la división entre camaradas, el enfrentamiento entre hermanos y la guerra interna en la Alta Dirigencia de la Revolución Bolivariana para provocar un estallido político que le pondría fin a 14 años de construcción del socialismo del siglo XXI.
Si Maduro siguiera los consejos de Mario Silva y cumpliera la estupidez de «poner contra la pared a Diosdado», se estaría violando el último deseo del Comandante Hugo Chávez que nos pidió desde su corazón: «UNIDAD, lucha, batalla y Victoria».
Si Maduro y Diosdado se declaran la guerra a muerte (como apasionadamente Mario Silva en su audio reclama que lo hagan) eso provocaría una terrible crisis interna en el pueblo chavista que no quiere que sus dirigentes se maten unos con otros, perderíamos elecciones, liderazgo, unidad de lucha en el gobierno y en el PSUV, todo se convertiría en un caos autodestructivo que sin duda sería rápidamente aprovechado por la Burguesía y el Imperialismo para destrozar los avances del socialismo bolivariano y retornar al poder.
Sean ciertas o falsas las diferencias entre corrientes chavistas, grupos o jefes socialistas; los revolucionarios estamos obligados a procurar la unidad en la diversidad y convivir para sobrevivir. Dividirnos es entregar el poder al enemigo. Cualquiera de nuestros revolucionarios es mejor que cualquiera de los antisocialistas que habitan en la Mesa de la Ultraderecha.
Y sepa usted camarada Silva, el enemigo no es Diosdado Cabello, sino Fedecamaras, la Casa Blanca y otros agentes de la restauración capitalista. Pero peor enemigo es la corrupción, el burocratismo, la infiltración y el sectarismo que golpean a nuestra amada revolución que sin Chávez al frente, vive su etapa más compleja. Quizás desde su nuevo nido, Silva, debería reflexionar y dar mejores consejos que esos que les suministró a nuestros respetables hermanos cubanos, quienes afortunadamente no tomaron en cuenta ya que en esa digna Isla del Caribe se posee larga experiencia de lucha revolucionaria y capacidad intelectual para identificar y concentrarse en el enemigo principal sin caer en distracciones como las que usted propone.
Le invito respetuosamente a estudiar la ciencia política con mayor rigurosidad metodológica y menos megalomanía. Tal vez la tv embriaga a los hombres y les hace creer que todo lo saben y todo lo pueden. Lea a Gramsci y su teoría del bloque histórico (aprenderá sobre unidad estratégica y táctica), o indague en las numerosas ideas de Deng Xao Ping, como cuando por ejemplo dijo: «Qué importa que un gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones».
La suerte personal de un individuo nunca jamás deberá comprometer el destino de nuestra Revolución Bolivariana.