Jack Unterweger nació en la extrema pobreza y cuando lo encarcelaron por su primer asesinato tenía 24 años y era analfabeto. Sin embargo, su gran inteligencia hizo que aprendiera a leer y escribir en prisión, saliendo en 1990 tras publicar una autobiografía que fue un bestseller. Ya libre, Jack se dedicó a escribir… y a matar.
Mientras firmaba autógrafos y participaba en conversatorios, también seguía abrigando su oscuro deseo de matar. Por eso, entre septiembre de 1990 y julio de 1991, el mundo conoció al Jack escritor y sufrió al Jack asesino, quien con gran habilidad logró, en ese periodo, asesinar a 11 prostitutas y a la vez escribir y sonreír ante las cámaras y la opinión pública.
Su primera condena por asesinato llegaría en 1974, aunque sería liberado en 1990, gracias a una campaña de intelectuales y políticos, en la que se exhibía a Unterwerger como un ejemplo de rehabilitación. Sin embargo, a escasos meses de su introducción a la sociedad, volvería a cometer asesinatos.
Asesino, escritor, asesino
Jack Unterweger nació el 16 de agosto de 1951 en Viena, Austria. Su madre, Teresa, fue una conocida prostituta y se rumora que su padre fue un soldado estadounidense del cual nunca se supo nada, así que el pequeño Jack fue dejado al cuidado de su abuelo alcohólico, con quien vivió en las más precarias condiciones económicas.
A los 16 años, Jack fue detenido por primera vez, por agredir físicamente a una trabajadora sexual, un delito muy raro en Austria. Siempre se mostró fascinado por las prostitutas y disfrutaba relacionarse sexualmente con ellas, para después maltratarlas o inclusive asaltarlas, despojándolas del dinero que habían cobrado.
Por este extraño comportamiento sexual y delictivo, el joven Jack visitó varias veces la prisión, hasta que, en 1974, cometió su primer asesinato, acabando con la vida de una estudiante alemana de 18 años, Margaret Schäfer. Una prostituta, ayudó a Unterwegger a robar la casa de Margaret Schaeffer y después la llevaron a un bosque solitario.
Utilizando la correa de su abrigo, Jack le ató las manos a la espalda, la golpeó, la desnudó y le exigió que le practicara sexo oral. La chica se negó, por lo que la golpeó en la cabeza con un tubo de acero. Luego, utilizó el sostén para estrangularla, dejando su cuerpo desnudo boca arriba en el bosque, cubierto de hojas.
De analfabeta a escritor
de un best seller
En 1976, Unterweger fue juzgado por el asesinato de Margaret Schaeffer y sentenciado a cadena perpetua. Fue entonces cuando las cosas tomaron un giro inusual, pues cuando entró en prisión, era prácticamente analfabeta, pero tras las rejas, aprendió a leer y escribir.
No sólo estudió minuciosamente todos los libros a su alcance, sino que leyó a los grandes escritores. Editó un periódico en la prisión y también una revista literaria. Tras años de lecturas, comenzó su carrera como escritor: realizó poemas, cuentos y obras de teatro.
Luego, en 1984, escribió su autobiografía: Fegefeuer: eine Reise ins Zuchthaus (Purgatorio). En ella narraba su atormentada niñez, su adolescencia y sus crímenes. El libro fue publicado en Austria y de inmediato se convirtió en un bestseller, obteniendo inclusive un importante premio literario.
Años después, su autobiografía sería llevada al cine. A causa de la popularidad de sus cuentos, intelectuales austríacos, incluido la Premio Nobel de Literatura 2004, Elfriede Jelinek, realizaron peticiones de perdón para Unterweger. Así fue como, el 23 de mayo de 1990, después de 15 años de prisión, sería finalmente liberado. A partir de aquí, Unterweger pisaría muchos programas de televisión como símbolo de la rehabilitación de los reos.
Y volvió a matar…
Lamentablemente, las fechorías continuaron una vez que el asesino estuvo libre. De hecho, la policía encontró indicios de asesinatos cometidos por Unterweger un año después de su liberación. En el aspecto profesional, en 1991, Unterweger fue contratado por una revista austríaca para escribir sobre un crimen sucedido en Los Ángeles y describir las diferencias entre la prostitución en Estados Unidos y Europa.
Unterweger conoció a un policía local de la ciudad norteamericana y lo acompañó durante las patrullas por el distrito rojo. Durante esa estancia en Los Ángeles, Unterweger mató a tres prostitutas, quienes fueron salvajemente violadas y estranguladas con sus propios sostenes.
En Austria, Unterweger fue señalado como posible sospechoso de los crímenes. Sin otros posibles culpables, la policía empezó a vigilarlo. Después de seguirlo por Europa y Canadá, fue finalmente arrestado por el FBI en Miami, el 27 de febrero de 1992. Aún como fugitivo, llamó a una televisión austríaca para convencerlos sobre su inocencia.
Una vez en Austria, Unterweger fue acusado de 11 homicidios, uno de ellos ocurrido en Praga. El jurado lo condenó por estas muertes y el 29 de junio de 1994 fue sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de redención. Esa misma noche se suicidó, colgándose en su celda con una soga hecha con los cordones de sus zapatos y el cinturón. Una forma muy parecida a la que utilizaba para matar a sus víctimas.
Liberarlo fue una
mala decisión
Tras haber asesinado a una prostituta en 1974 y ser condenado a cadena perpetua, el 23 de mayo de 1990, a causa de la presión de los círculos intelectuales, de algunos políticos de izquierda y de varios periodistas austriacos, Jack Unterweger fue liberado. Había pasado 15 años en la cárcel y salía convertido en una celebridad. “La vida es ahora”, declaró ante la prensa. “Vamos a seguir adelante. Es hora de lo nuevo”. Lamentablemente, no hubo nada nuevo, pues su senda homicida apenas comenzaba.
Edda Pujadas
Twitter: @epujadas