El tan esperado y advertido relevo teatral en esta Tierra de Gracia ya comenzó, aunque algunos no se han dado cuenta y hasta generan conspiraciones y se transforman en rémoras que a todos los teatreros hacen daño.
Es el caso, de todos suficientemente conocido, de la Fundación Rajatabla, con 42 años de labores en pro del desarrollo del teatro venezolano y latinoamericano, la cual ha sobrevivido a dos hecatombes internas: los mutis del director Carlos Giménez (1993) y el actor Francisco Alfaro (2011); pero ahora la institución lleva ya dos años bajo la presidencia de William López, productor estrella y publicista más conocido, después de los dos artistas ausentes.
La noria de la vida, que es también la del progreso, no se detiene nadie y es precisamente cuando William López llamó al director Vladimir Vera (Caracas, 1978), fundador además del grupo Teatro Forte, para que asumiera la dirección artística rajatablina. Cargo vacante desde la desaparición de Giménez, aunque Daniel López y Pepe Domínguez resolvieron, muy creativamente, situaciones artísticas apremiantes.
El “debut” de Vera para este año y el 2014 será con dos producciones, abrebocas ante lo que trae Rajatabla para sus temporadas, además de las prometidas cinco producciones de teatro venezolano.
Vera asegura que para Rajatabla tiene, por ahora, sendos espectáculos: “La piel en llamas” de Guillem Clua, obra que lleva varios meses en el Teatro María Guerrero de Madrid, con inusitado éxito de crítica y de público. Aquí lo estrenara, en la sala Rajatabla, hacia el 12 de septiembre, con las actuaciones de Pepe Domínguez, Fedora Freites, Jean Franco Di Marchi y Tatiana Mabo. Después viene “Madame Sade” de Yukio Mishima, para el 43 aniversario de Rajatabla el 28 de febrero de 2014.El elenco está escogido, pero falta precisar algunas de las seis actrices que ahí se lucen.
Virgen enconsetada
Según Vladimir Vera el teatro habla. “Y creo que en este momento debe hablar, gritar, generar posturas, crear debates, incomodar…Ese es nuestra tarea obligatoria como creadores y es lo que Rajatabla ha hecho durante sus 42 años de vida artística. El teatro, salvo excepciones, luce polvoriento y vestido como una virgen encorsetada. Hay intentos interesantes, sobretodo de creadores jóvenes, para romper los discursos impuestos por las vacas sagradas y creo que poco a poco se gestan unos grupos que quiere arriesgarse, a no irse por lo seguro y ensuciarse. La búsqueda, la experimentación, el vértigo es la respuesta a esta crisis creativa. Creo que es la hora de dialogar con el público en un idioma moderno, fuerte, pero verdadero. Si el público escapa del teatro es por culpa de nosotros, los creadores. Tenemos que reconquistarlos con el riesgo, sin dejarlos respirar. Lo más importante: el teatro merece un estudio constante, no podemos solo mirar a nuestros ombligos. Cuando nos alimentemos de las últimas tendencias, nuestro teatro crecerá y volveremos al mapa mundial con creaciones de calidad”.
Sumisión
El grupo Teatro Forte continúa retando la moral de la sociedad con su nueva propuesta: “Ensayo sobre la sumisión”, una deformación de «Jacobo o la Sumisión», pieza original del dramaturgo del absurdo Eugène Ionesco. Bajo la visión creativa de Vladimir Vera, este montaje, de teatro itinerante o de estaciones, reta y confronta al espectador invitándolo constantemente a recorrer y desplazarse ante el juego de roles de una familia que funge como torturadora, en una relación perfecta entre el amo y el esclavo. El elenco lo integran Ricardo Sánchez (excelente performance), Cristóbal Mendoza (grata revelación actoral), Michelle Álvarez, Amanda Gómez, Amneris Ramírez, Candice Wilcox e Ivamary Lozada. Jóvenes que se desinhiben y muestran los lados oscuros donde la violencia y la sexualidad son las únicas guías morales de una sociedad arruinada. El equipo artístico lo conforman: Juan Sebastián Blanco con música en vivo; Candice Wilcox, Lesly Medina y Mariana Lugo en los vestuarios, Argenis Fernández en la asistencia de dirección y Amanda Gómez en la producción. Hicieron una breve temporada en la Organización Nelson Garrido, mágico espacio para las agrupaciones vanguardistas.
País que arde
“La piel en llamas” lleva al público hacia un viaje emocional e intelectual que se convierte en todo un reto, que obliga a considerar y cuestionar la línea que divide a poderosos de necesitados. Ahí, Frederick Salomón, reportero gráfico famoso al capturar la imagen de una niña volando por los aires como consecuencia de una explosión, regresa a una nación donde 20 años antes había tomado la conocida fotografía. Retorna para recoger un premio, ya que muchos lo consideran clave en los recientes esfuerzos para conseguir la paz en la problemática república, pero una periodista local, Hanna, no está de acuerdo. Mientras ella entrevista a Salomón en la habitación de hotel, ambos debaten y cuestionan el papel de la ONU en su relación con los países del Tercer Mundo, el nefasto merchandising de las imágenes violentas y, por encima de todo, qué ocurrió exactamente ese día fatídico en el que se tomó la gráfica. Simultáneamente, en el mismo espacio teatral, sin estar consciente de la presencia de la otra, el doctor Brown visita de rutina a una mujer local, Ida, cuya hija está en coma en un hospital de esa ciudad. Ida ofrece sus favores sexuales a cambio del tratamiento médico que puede salvar a su hija o incluso, trasladarla a vivir a Occidente. Las escenas contrapuestas de engaño y desesperación tejen poco a poco un argumento que el público construye con los fragmentos que la guerra ha dejado tras de sí. ¿Quién era la niña de la fotografía? ¿Cómo cambió su vida, y la de su país, y la del mundo, aquella imagen? ¿Qué resultados tendrán los horribles dilemas a los cuales se enfrentan todos los personajes? Los caraqueños tendrán que sacar conclusiones. Es teatro para pensar.
Edgard Antonio Moreno Uribe | emorenouribe@gmail.com